Algunas veladas que se piensan placenteras pueden terminar siendo desagradables y llenas de sorpresas no gratas. El pánico escénico es algo que sufren muchos artistas y cada concierto, cada representación se presenta como un reto personal que afrontar. Esto es lo que le ocurre a Tom Selznick (Elijah Wood), protagonista de Grand Piano, la nueva película de Eugenio Mira producida por Rodrigo Cortés (Buried). Eugenio Mira, tras haber dirigido Agnosia, se atreve con un thriller psicológico hitchcockiano que cuenta la historia de un joven pianista que regresa a los escenarios cinco años después de su gran fracaso. “Toca una sola nota mal y morirás”, amenaza un francotirador desde la penumbra. Ante la presión que se acumula, el joven protagonista tendrá que realizar el concierto más impecable jamás visto. ¿Lo conseguirá?
Pregunta.- Es una película claustrofóbica, ¿cómo consigue esta sensación?
Respuesta.- El secreto está en el guion de Damien Chazelle, en el momento en el que el escogió y decidió grabar todo lo que ocurría en el mismo teatro. Es un concierto y todo transcurre allí, es por eso que transmite esa tensión. En el momento en el que desafías todas las ventajas se toman las decisiones más audaces.
P.- ¿Por qué decidió grabar toda la trama en un único escenario?
R.- Es la apuesta de los productores que vieron lo que habían conseguido con Buried. Pero, a su vez, les llamó la atención todo aquello que era diferente a Buried. Gravity, por ejemplo, también juega a retocar un desarrollo emocional del personaje que está solo y se tiene que superar a sí mismo para volver a casa. Claro que son premisas diferentes, Grand Piano tiene un carácter mucho más lúdico y el personaje se enfrenta, por un lado al pánico escénico y por otro a esa persona que le amenaza desde la sombra. Y cuenta con elementos del cine de los 20 hasta los 90.
P.- Además el escenario mismo se convierte en un protagonista más.
R.- Si, Albariño y yo hicimos un casting de teatros de Chicago para ver cuál podía ser el más adecuado para recrear toda la escena. Y esta sala, por un lado era práctica y por otro lado contaba con la oportunidad de aprovechar un espacio nuevo.
P.- Elijah Wood es el protagonista total de la película. ¿Cómo transcurrió el rodaje, cuáles fueron las dificultades al tener tanto primer plano e intensidad?
R.- El rodaje y los planos estaban decididos desde antes. Trabajé mucho y muy duro antes de empezar a grabar para tenerlo todo atado de antemano. Ya sabíamos lo que íbamos a hacer así que la grabación fue más como crear una obra de teatro. La diseñamos como una película normal y la grabamos como una obra de teatro.
P.- Comparan Grand Piano con los thrillers de Hitchcock. ¿Cómo se siente ante tal paralelismo?
R.- Para mí, ante todo, es un piropo espectacular. La gente del proyecto continúa con lo que hacía él o lo que hacía Palma. Se hace un enfoque a lo Polanski, a lo Spielberg. Gravity también es de un suspense brutal y se sufre pero de forma placentera. El hombre que sabía demasiado es una película que me encanta y cuando leí el guion de Grand Piano me alegré de que estuviera invocado a ella. Es un mundo de espejos maravilloso.
P.- ¿Qué virtudes destacaría de la película?
R.- Esta película en otra época sería un filme de palomitas, pero todo ha cambiado y es como una anomalía rodar cosas así. De aquí a 20 años nadie sabrá cuándo se ha filmado por eso mismo, por las referencias a las películas de los años 20. He trabajado mucho para ello y creo se transmite bien. Ese elemento McGuffin es como eso que se esconde pero a la vez no lo es. Es como una montaña rusa.
P.- [Posible pregunta spoiler] Todas las piezas encajan al final de la película. La llave se presenta como ese elemento McGuffin. ¿Habrá una segunda parte en la que se muestre lo que abre la llave del mentor y se sepa el valor de la vida del protagonista?
R.- Sin querer desmenuzar el argumento de la película antes de tiempo, para mí la llave representa una transformación en un personaje y también la corrupción misma. Cuando John Cusack reta a Tom Selznick (Elijah Wood): “Te preguntarás ¿por qué? Qué interés hay, qué precio tiene tu vida y el pianista responde: No me interesa, no me importa”, pero al final ves que el personaje tiene curiosidad. Para mí ese es el corazón de la película, la metáfora de la curiosidad.
P.- Ante todas las críticas que está recibiendo la industria del cine español, su película se posiciona bien. ¿Qué opina de esos comentarios en perjuicio del cine nacional?
R.- Los de mi generación, empezamos con Amenábar, Nacho Vigalondo, etc, hemos tenido un pie metido en el mercado internacional desde casi el principio. Hacer cine en inglés ya no es tan determinante como hace unos años. Desde que empecé han cambiado las fórmulas como 9 veces. No puedo hacer ninguna crítica y creo que reaccionaremos a lo que toque. De hecho siempre nos hemos tenido que hacerlo, nunca hemos estado cómodos ni hemos tenido un escenario persistente. Así que yo animo a todos, a toda la gente joven a que saquen el talento para que hagan lo que quieren hacer y no lo que les dejen hacer.
P.- Acaba de ser la Fiesta del Cine en toda España y se ha ido al cine más que nunca. Salas completas para todas las películas. ¿Qué opina de alternativas como esta? ¿Puede que el futuro de las salas de cine esté en una bajada de precio para un aumento de audiencia?
R.- Hay un aspecto que me hace ilusión y es que la gente vaya más al cine. El cine es un soporte para hacerte pensar pero no para adoctrinarte. Es maravilloso, yo que soy un romántico del cine me parece que es muy bueno. Pero no creo que se convierta en una regla sino que es algo puntual que hace ese contraste con lo que no ha sido. Es un dato a tener en cuenta y bajar los precios mejoraría la asistencia a las salas pero con el tiempo no creo que cambiase la situación porque la gente sigue queriendo tener las cosas gratis. Es un lujo secundario. De todos modos me parece emocionante que la gente esté yendo más al cine estos días. Solo espero que la situación de las salas mejore.
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