Pregunta.- Saludos Diego, Desde que te sigo, hace ya unas cuantas décadas, observo un siempre higiénico, y ético, intento de desmitificación de la estrella del rock, siempre a punto de caer en la soberbia. ¿A partir de cuándo comprendiste que convenía bajarles los humos a la hora de informar de ellos?
Respuesta.- Seguramente deriva de una entrevista con Pau Riba que leí en “Disco Expres”. Un poco apurado, el plimilla le preguntaba a Pau como era posible desmitificar a alguien tan excepcional como Mick Jagger. Y responde Riba: “pues imagina que está cagando”. Se me quedó grabado.
P.- Hola Diego. He escuchado el nuevo-viejo disco de Jackson. Me ha parecido que está muy, muy bien, ¿no? Un abrazo y felices chuches
R.- Efectivamente.
P.- ¿Te crees lo del nuevo disco de MICHAEL JACKSON? Yo es que no me trago que dejara en el armario tantas canciones buenas.
R.- Por lo que sabemos del hombre, me parece perfectamente posible que acumulara centenares de grabaciones en diferentes grado de acabado y, en muchos casos, totalmente terminadas. Su pasión por ser el número uno del universo le obligaba a probar a todo tipo de compositores y productores. Pero tampoco creas que tal estajanovismo es tan raro; el otro día oí que Kylie Minogue llegó a grabar cien canciones para que la discográfica pudiera finalmente las 11 que finalmente iban en un álbum suyo.
P.- Manrique ¿terminará Mad Men con Don Draper vestido de hippy? Yo le veo recibiendo una revelación en Woodstock.
R.- ¡Imposible! Primero, el presupuesto de una serie no da para reproducir un festival masivo (recuerda, cuando sacaron un concierto de los primeros Rolling Stones, se quedaban en el pasillo de los camerinos). Segundo, el creador de la serie, Matthew Weiner, ya avisó que no iba a salir Woodstock por…obvio. Y tercero, se supone que Draper va en caída libre y no se espera redención final.
P.- Hola, Manrique. Nunca contestas a mis preguntas. Pero no me rindo. 1) ¿Cuál es la mejor revista musical de la historia, de aquí o allá? 2) ¿Qué te parece como escritor de canciones Shane McGowan? Salud
R.- Ah, el truco del “nunca me contestas”. Te aviso que funciona por primera…y última vez. Respecto a la primera, creo que nunca me sentí tan deslumbrado por una revista como por “Leit It Rock”, un mensual británico de la era del pub rock, con mucha curiosidad por las raíces estadounidenses. Y Shane McGowan puede ser genial. Pero no sé si en estado de sobriedad o de ebriedad. Sólo le he conocido entre vapores alcohólicos y risas oxidadas.
P.- Buenas. Cuál es la mejor revista de música del mundo? Me vale una respuesta presentista o histórica. Gracias!
R.- Vaya, ahora tengo que decir una diferente a la anterior. Por ejemplo, la primera etapa de “Rolling Stone” en San Francisco, cuando se hacía en papel de periódico y se doblaba. Puedo evocar todavía el olor a tinta que desprendía al abrirse…
P.- Qué destacaría de la obra y discografía de John Martyn,el compositor escocés. Gracías por la respuesta.
R.- De Martyn me gusta todo, incluyendo los discos adiposos que hizo hacia el final de su vida, con músicos demasiado satinados. Pero mi época favorita son los setenta, cuando descubrió el reggae y los efectos de Echoplex…son tan alucinantes que los mayores no deberían escucharlos.
P.- Manrique, tú que estás en la pomada ¿Te llegó aquello de que Zapatero quiso nombrar ministro de cultura a Miguel Bosé?
R.- ¡Esa es buena! No recuerdo haberla oído pero sí, me puedo creer que el nombre de Bosé surgiera en una sesión de brainstorming en la Moncloa de Zapatero. Que nadie se sorprenda. Esto es real: Pasqual Maragall quiso nombrar consejero de Cultura a….Joan Manuel Serrat. Cuando le explicaron, finamente, que Serrat tendría mejores cosas que hacer, Maragall propuso a Ricardo Bofill, el arquitecto. Puede ser verdad que las políticos viven en la cuarta dimensión.
P.- ¿Què le parece el libro de música que ha escrito David Byrne?Gracias
R.- “Cómo funciona la música” es espléndido.
P.- Hola Diego. No sé si has visto alguna vez la serie %u201CVelvet%u201D en Antena 3, pero da que pensar. Resulta que en aquella época no éramos unos mojigatos aislados del mundo, ¡todo era más chuli que Mad Men! Y no solo eso, en las radios y en los bares sonaba música negra todo el rato. ¡Nos han engañado! ¡el franquismo molaba! ¿Qué opinión te merece esta visión de la época que ofrecen?
R.- No, no he visto “Galerías Velvet”. Pero me llamaron para entrevistarme, con destino a un programa promocional en su página web. Querían que hablara de la música pero se negaban a darme un listado de canciones. Al final, me soltaron algunos títulos…¡y todos eran de la década siguiente en la que supone que transcurre la serie! “Pero eso no importa”, insistían en explicarme.
P.- Siempre te metes con Morrissey. He llegado a pensar que tienes algo personal con él. ¿No te firmó un autógrafo cuando le entrevistaste o qué?
R.- Nada de eso. Estuvo encantador cuando le entrevisté, en los camerinos del Paseo de Camoens. Pero también estaba por allí Geoff Travis, la cabeza visible de Rough Trade, y le propuse una entrevista. No debí hacerlo: parecía que le habían dado una paliza…verbal. Me dijo que no era un buen día. Y suspiró: “nunca es buen día cuando tienes que tratar con Morrissey”. Fue la primera sugerencia de que era un personaje no particularmente querible.
P.- Seguí tu sugerencia sobre “True detective” y no me ha convencido. Es muy irregular y se me confunden las diferentres tramas¿Me he perdido algo?
R.- Tampoco me dejó plenamente satisfecha. Aunque la aguanté a pesar de que finalmente trata de una temática que detesto: los asesinos en serie estadounidenses (además ¡con secta satánica!). Por el contrario, me encantó la parte de policias-diferentes-pero-coleguitas. Y estoy seriamente impresionado por Matthew McConaughey, sobre todo por “Dallas Buyers Club”, por lo que tiene de retrato del estadounidense rebelde, un vaquero capaz de renunciar a su homofobia y de organizarse para desafiar al Estado.
P.- He encontrado una entrevista donde Bibi Andersen (¡como estaba esa mujer!) donde habla de que va a hacer un musical contigo y con Jorge Berlanda. ¿Hasta dónde llegó eso?
R.- Oh, algo me suena. Sí, era un encargo del Casino de Torrelodones que no prosperó. Pero Jorge y yo quedábamos en el piso de Bibi para ir todos juntos a Torrelodones. Y a veces escuchábamos voces de dentro que nos hacían imaginar que los inquilinos llevaban una vida muy intensa. Se oían pasos y surgía la voz imperiosa de Bibi: “pero hija, no salgas desnuda a abrir la puerta, que son gente que viene a trabajar.” Jorge y yo, desde el otro lado de la puerta, protestábamos: “no, que va, da lo mismo, en realidad no tenemos tanta prisa por trabajar”.
P.- ¿Qué opina de la carrera musical de Phil Lynott y Thin Lizzy en general? ¿No cree que su asociación con el heavy metal (al igual que ocurre con Alice Cooper) ha hecho que se infravalore a Lynott como letrista y artista? Personalmente pienso que jugaba en la liga de gente como Warren Zevon o Springsteen.
R.- No lo había visto desde esa óptica. Debo confesar que tenía simpatía por Lynott pero escuché poco, excepto sus discos de éxito. Gracias, Valentino: me lo apunto.
P.- Dices que Antonio Vega fue “el gran consentido”. No sé si tienes derecho a hablar así de él. ¿Te hizo personalmente alguna jugarreta, algún engaño?
R.- No, conmigo siempre se portó bien, aparte de las esperas y los ocasionales plantones cuando se quedaba para hacer entrevistas. Pero sí fue testigo de su capacidad para quedar mal. Había un editor barcelonés empeñado en publicar los cuentos y otros textos que (se supone) Antonio escribía. Después de muchas gestiones, Antonio accedió a hablar con él, “me interesa mucho”. Me dio un número de teléfono y una hora. Al día siguiente, el editor me contó que nadie respondía. Ocurrió que yo tenía al poco una cita con Antonio; le afeé su conducta y me volvió a dar OTRO número y otra hora. ¿Hay que decirlo? Tampoco le atendió. Y así, a lo largo de varias semanas, hasta que quedó claro que era imposible esperar cualquier compromiso por parte de Antonio.
P.- Me ha hecho reír al historia que contabas en tu último chat sobre el plantón que os dio el de Soul II Soul en Londres. Esas descortesías ¿se debían a que no respetaban el mercado español? No hubieran hecho lo mismo con un periodista yanqui, me parece.
R.- Pensar en el tamaño de un determinado mercado es algo que está por encima de la capacidad de raciocinio de muchos artistas. Estoy evocando a los Fun Lovin Criminals, aquel trío de vividores neoyorquinos. La cita era al día siguiente del concierto de presentación de un nuevo disco en Londres. Conociendo su gusto por el desmadre, yo aposté que no aparecerían a cumplir con la prensa. Efectivamente, a la tarde siguiente estábamos media docena de periodistas de medios tan diferentes como “Q” o “Les Inrockuptibles”, esperando en el hall de un hotel de lujo en Covent Garden. Y era cosa de ver como iba cambiando la cara de los desdichados de EMI según comprendían que los FLC, haciendo honor a su nombre, ni siquiera se iban a disculpar.
P.- Gracias por las delicias que dejas cada día en el twitter y en el caralibro. Hoy me has tocado la patata con el video de Natalie Merchant, de la que sigo enamorado aunque tenga el pelo blanco. ¿Has podido entrevistarla alguna vez?
R.- Gracias, Juan. Yo creo que a Natalie le quedan maravillosas las canas. Sí, tuve el gusto de entrevistarla. En un hotel de la Gran Vía madrileña donde, ahora que lo pienso, también estuve con Antonio Vega. Y tuve una vibración rara, como si ya hubiera estado en esa misma habitación…
P.- Me aburres, Manrique. Siempre metiéndote con Led Zeppelin, la mejor banda del siglo XX. Estoy seguro que somos muchos los que nos alegramos de que en el País Semanal ya no te dejen entrevistar a Jimmy Page.
R.- Yo me alegro de no tener que aguantar a Jimmy Page. Y hablo desde la diferencia que supone conversar con John Paul Jones (un gentleman) y Robert Plant (alguien capaz de reírse de si mismo). En realidad, más que de malos modales, mi objeción a Jimmy Page es moral. ¿Conoces la leyenda de Robin Hood? Bien, en el caso de Led Zeppelin era al revés: robaban a los pobres…para hacerse más ricos. Los pobres eran compositores negros y peones del folk o el rock cuya vida habría mejorado si hubieran recibido una porción de los derechos de autor de determinados temas de concepción nada inmaculada. Y no me voy a ensañar mucho con el asunto: en estos días, Led Zeppelin vuelven a ser demandados por el enésimo asunto de plagio (le toca el turno a “Stairway to heaven”).
P.- Esto va con segundas. ¿Qué te parece esa moda de llamar PRESCRIPTORES a los locutores y periodistas musicales?
R.- Uh, lo de “prescriptores” suena demasiado a jerga de mercadotecnia. Yo no me considero un “prescriptor”. Todo lo más, un “exhibidor” o un “compartidor”. Exhibo historias que me interesan, comparto músicas que me llaman la atención. Pero ya no me atrevo a afirmar que eso va a llenar la vida de alguien: asumo la complejidad de las formas en que la gente utiliza la música y sólo puedo explicar lo que a mi me ha interesado (y la razón). Reconociendo que la vida de los periodistas musicales tiene poco que ver, para bien o para mal, con la de su público potencial, me asombra que alguien nos tome tan en serio.
P.- Voy a ser indiscreto, puedes responderme o no pero me gustaría saber si vas a votar el domingo.
R.- Me han nombrado suplente para una mesa de votación, así que no me va a costar mucho acudir a votar. En realidad, siempre me lo he tomado muy en serio y creo que nunca he faltado a la llamada de las urnas. Acudo con cierto fatalismo, asumiendo mi tendencia a votar por opciones perdedores. Pero también entiendo el concepto del voto útil: sé lo que es votar tapándote las narices. Me pregunto si los benditos del 15-M han hecho algún examen de conciencia por su histórico papel en alejar al votante de izquierdas, algo que facilitó la mayoría absoluta del PP. ¿Qué votar es un ritual absurdo? No en el mundo real: el ritual permite ahora al PP estrangularnos poco a poco, tratarnos como tarados, rebajar nuestro nivel cultural. Y no me vengan con la copla de que PSOE = PP. Comparten vicios pero en la vida práctica existen unas mínimas diferencias, un pequeño espacio que nos permite una vida menos humillante.
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