Pregunta.- Nos presenta un nuevo espectáculo en el que cuenta con una escenografía más sobria, un formato íntimo – 150 personas – y una música que le ayudará a crear el ambiente perfecto ¿Qué pretende Anthony Blake con este espectáculo?
Respuesta.- Para mí es un lujo estar en un teatro de 150 butacas, es una idea nueva que me va a dificultar las cosas, pero me gusta, me gustan los retos. Este nuevo espectáculo es un reto muy importante porque, basándome en la gran cantidad de repertorio del que dispongo, me he propuesto que cada día un 50% del contenido del espectáculo sea distinto al del día anterior. De manera, que si acudís dos veces a verme al teatro os encontraréis algo diferente a la primera vez que vinisteis.
P.- Se le considera el “jazz” de la magia de la mente, ¿A qué se debe?
R.- La música juega un papel muy importante en todos mis espectáculos. Antes de que me inclinara por la especialidad de mentalista, mis primeros números eran construidos a partir de la música que elegía para ellos. A lo largo de mi carrera he ido probando diferentes estilos. Cuando veo que con uno la gente no reacciona, tengo que cambiar y encontrar el punto en el que los vea moverse. Eso se nota mucho porque hay cabezas que se mueven, si ves que la gente pasa mucho tiempo parada e indiferente es cuando te das cuenta de que es lo que quieren ver. Ante eso tengo que reaccionar inmediatamente hasta que vuelva a ver que vuelven a coger el hilo y entonces emprendo el camino por ahí.
P.- Asegura que no solo lee la mente, sino que además la “interpreta” y la “manipula” ¿Cómo se logra manipular la mente de una persona?
R.- (Risas) Parece que leo la mente de los demás y evidentemente cuando lo parece, interpretarla y manipularla es muy fácil. No deja de ser una técnica que los psicólogos llevan utilizando muchos años, que es la programación neurolingüística. Si yo tengo u obtengo conocimiento de ti en determinadas cosas, yo soy capaz de manipular esa información y devolvértela de otra manera; de tal forma que tú la veas distinta.
P.-¿Cómo consigue llegar a la mente de las personas?
R.- Con mucho cuidado (risas). Con mucha intención y sobre todo con muchas ganas de sorprender y de agradar fundamentalmente. De todas formas, me considero un creador de opiniones. Parece que leo tu mente, pero solo lo parece.
P.- A lo largo de la historia se ha planteado la necesidad que tiene la gente de creer en algo. Usted que cree en la Magia, ¿considera que la gente debería de creer en la Magia?
R.- Llevo 30 años viviendo y creyendo en la Magia. Antes, en mis espectáculos, salía a toda velocidad y en los primeros 15 segundos ya había ocurrido una o dos cosas. Ahora tengo que pausar un poco, hablar un instante para que la gente desconecte de lo que trae de la calle, que cada vez pesa más. La gente cuando viene al teatro lo que busca es desconectar del día a día. El público en su mayoría sabe que lo que está viendo no es real, lo que está viendo es un imposible con tintes de posible, de real; pero al final al salir del espectáculo lo que piensan es “no tengo ni idea de cómo lo ha hecho pero, tiene que ser imposible”.
P.-¿Alguna vez se ha asustado al interpretar la mente de alguien?
R.- No – risas – somos muy simples. Muchas veces la gente piensa que podemos tener pensamientos muy complicados, pero no es así. La verdad es que el ser humano es un ser muy simple, muy normal. Complicadas son las relaciones y los motivos que nos hacen actuar de una u otra manera.
P.- Cuando se dispone a interpretar la mente de un espectador o de un voluntario, se encontrará un recelo o desconfianza por su parte a que usted se adentre en sus pensamientos más privados ¿Qué se suele encontrar?
R.- Me suelo encontrar de todo, pero lo primero es un recelo. Por eso en lo primeros instantes le tengo que dar mucha confianza, tengo que dejarle bien claro que interprete lo que interprete soy confidente, es decir, que por mucho que yo pueda saber, interpretar o ver, no lo voy a sacar a la luz porque no soy quien para meterme en la vida de nadie. Por supuesto, lo que yo hago es utilizar las partes que exclusivamente me interesan en el momento del espectáculo porque todo lo demás no tengo ningún interés.
P.- En su caso, ¿tendría recelo de que le leyeran la mente?
R.- No tendría ningún inconveniente, porque sé que no se puede leer la mente, ni a mí ni a nadie (risas). Parece que leo la mente, pero no es así. Sí que estaría dispuesto a que me hicieran el mismo ejercicio, de hecho cuando voy a mi reunión profesional anual en Estados Unidos me presto voluntario y me sorprenden en muchas ocasiones con números que me hacen.
P.-¿Podría engañar a un mentalista?
R.- Sí claro, como ellos me engañan a mi (risas).
P.-¿Qué formación requiere un mentalista? ¿Se puede decir que un mentalista nace o se hace?
R.- Un mentalista se hace. Yo para llegar donde estoy hoy hice un bachillerato, después estudié medicina y más tarde me despegué completamente de todo eso y me puse a estudiar como un loco todos los libros de mentalismo que yo encontrara en todos los países del mundo. Estudiar y ensayar; ensayar y estudiar.
P.-¿Qué fue lo que le hizo decantarse por el mentalismo dentro de la magia?
R.- Fui a ver un espectáculo de hipnosis cuando era joven y no me gustó lo que vi. Pocas semanas después hice un curso de relajación, de control mental. En un momento dado vi cómo los demás estaban sentados con los ojos cerrados y con muy buena intención. Ahí es donde yo abro los ojos y descubro que realmente el mentalismo puede ser la magia del futuro. La expansión de Internet ha provocado la vulgarización de la magia. En la red hay colgados muchos “trucos”, que es una palabra que odio. Ahora mismo cualquiera puede descubrir cómo cortan a una señora en dos, cómo desaparece un elefante o cómo aparece un coche, pero ¿cómo sabes tú lo que estoy pensando?
P.- Dada la situación de crisis en la que estamos inmersos, ¿considera que nos iría mejor con un país gobernado por mentalistas?
R.- Yo creo que nos iría mejor, al menos serían más intuitivos que los políticos actuales que no dan una.
P.-¿A quién le gustaría leer la mente?
R.- Al Papa Francisco. Me parece un tipo apasionante en el poco tiempo que lleva, pero no sé cuánto va a durar. No porque le metan cuatro tiros, sino porque los buitres de alrededor lo destrocen de mala manera y lo dejen relegado y postergado. A no ser que él tenga la fuerza, que confío en que la tiene, de cambiar a toda la curia, pero eso es tan difícil. Me apasionaría poder sentarme media hora con ese hombre a charlar, tiene que tener una cabeza maravillosamente amueblada.
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