La energía nuclear se erigió desde sus orígenes en uno de los demonios de nuestra modernidad. Pero las temibles energías desatadas por la desintegración del átomo pronto demostraron su poder también para usos pacíficos, como una fuente energética más limpia y con un coste similar al de los sucios combustibles fósiles. Y sin embargo, los residuos radiactivos, el peligro de accidentes como el de Chernóbil, o el más reciente de Fukushima, y el fantasma del hongo atómico la han cargado de miedos y mitos. Valentín González, doctor en Química Industrial por la UCM y profesor de Ingeniería Química en la UAM, acaba de publicar un libro donde se ofrece la explicación razonada y científica de una tecnología despojada de mitos: El ciclo del combustible nuclear (UAM, 2013).
Pregunta.- Pocas tecnologías cargan con un animadversión tan extendida y, sin embargo, sus defensores argumentan que la energía nuclear es limpia y barata. ¿Quién tiene razón?
Respuesta.- Que el inicio de su presentación pública fueran las bombas atómicas es lo que ha provocado un rechazo tan extendido. Sin embargo, está claro que frente a la combustión es mucho más limpia, el volumen de residuos que genera es 2,5 millones de veces menor que la combustión de carbón o petróleo y el coste del kW.h es del mismo orden de magnitud, es decir, unos 5 céntimos de euro por kW.h, sin emitir gases de efecto invernadero.
P.- Su libro explica el ciclo del combustible nuclear revisitando mitos como el de la peligrosidad del plutonio.
R.- El plutonio es un elemento químico que presenta una cierta toxicidad pero existen productos mucho más tóxicos como, por ejemplo, la bacteria botulínica que se encuentra en ciertas conservas en mal estado. Sin embargo la leyenda de la peligrosidad del plutonio parece continuar.
P.- Uno de los mayores problemas que genera la energía nuclear es el de la gestión de los residuos radiactivos con polémicas como la del almacén de Villa Cañas. ¿Cómo funcionan estos almacenes? ¿Son seguros?
R.- Los residuos radiactivos, una vez generados se gestionan en instalaciones que pueden controlarse con facilidad pues son estáticas, no dinámicas, como es cualquier instalación a altas presiones y temperaturas. En países como Suecia y Finlandia se están desarrollando almacenes definitivos sin el rechazo que se produce en España, quizás porque el conocimiento público sobre los residuos es mayor que en España.
P.- ¿Fukushima ha arruinado definitivamente el futuro de la energía nuclear? ¿Qué salió mal?
R.- En este momento se están construyendo más de 30 reactores en el mundo, sobre todo en China, Corea, Taiwan, Finlandia, etc. En Inglaterra se acaba de autorizar la construcción de dos reactores; el problema está en que no hay alternativa a la combustión de carbón o petroleo, excepto la nuclear. El problema de Fukusima fue que a pesar de que en un re-estudio de seguridad que la empresa propietaria, TEPCO, había hecho cuatro años antes, del que resultó el riesgo de un Tsunami con olas de 12 metros, consideraron que al ser improbable no harían modificaciones. La realidad ha demostrado lo contrario.
P.- ¿Qué sabe por cierto de los trabajos que se están desarrollando allí? ¿Hay riesgo de nuevas fugas?
R.- Seguramente seguirá el riesgo pues el accidente ha dejado la instalación en malas condiciones pero, hay que ser realista, la dilución por el agua del mar minimizará el problema.
P.- ¿Las energías renovables son, a día de hoy, una alternativa?
R.- Alguna, como la eólica es alternativa. La fotovoltaica no es aún una opción aceptable por su alto coste; con investigación se conseguirá que lo sea en el futuro.
P.- ¿Y el petróleo y el gas? ¿Cuánto durarán y a qué coste?
R.- Con el fracking, y las pizarras bituminosas quedan petróleo y gas para mucho tiempo y a costes del orden de magnitud de los actuales e incluso menores.
P.- Otra posibilidad de energía alternativa también nuclear pero sin residuos sería la fusión, que imita la actividad del sol, pero aún no parece ser tecnológicamente posible. ¿Cómo de avanzadas están las investigaciones? ¿Parece factible a medio plazo?
R.- Desde que yo estudiaba siempre le faltaban a la fusión 50 años y eso se mantiene casi 50 años después. Parece que con el proyecto ITER se conseguirá al fin pero eso no lo sabremos hasta dentro de 20 o más años, pues con la crisis actual el proyecto se retrasará bastante.
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