Picasso, Miró, Nolde, Leger, Le Corbusier, Warhol, Litchenstein, Arman… Durante más de 40 años, la dentista Pilar Citoler (Zaragoza, 1939) ha reunido una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes de nuestro país. En total, 1.204 obras valoradas en cerca de 10 millones de euros que, desde el día de ayer, forman parte de los fondos del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea, también conocido como Museo Pablo Serrano. El gobierno de Aragón va a pagar un 15 % de la tasación mientras que el 85% restante ha sido cedido por la coleccionista. Este hecho, que coincide en el tiempo con la inauguración de la sala del Museo del Prado en la que se muestran obras donadas por la familia Várez Frisa, pone en consideración la importancia del coleccionismo para la sociedad. Pilar Citoler atiende a El Cultural para tratar estas cuestiones y repasar su experiencia en el mundo del arte.
– ¿Cómo comienza una dentista a crear una de las colecciones de arte más importantes del país?
– Da igual ser dentista que abogado o ingeniero. La condición para la pasión por el coleccionismo es ajena a una carrera determinada. A mí me surgió desde muy pequeña. No quiero decir que mi padre fuera coleccionista pero si que íbamos a exposiciones, hacíamos viajes fuera de España y, en mi casa, se contemplaba el mundo de la cultura con mucho respeto. Esta fue la levadura que hizo que fuera surgiendo en mí esta afición. De todas maneras, de pequeña ya coleccionaba las cajitas de dentista de mi padre. Supongo que era una inclinación innata.
-¿Cuándo se dio cuenta de que su pequeña colección estaba convirtiéndose en algo importante?
– En principio nunca fue mi idea crear una colección de tal envergadura. En un momento dado me di cuenta de que por mi casa prácticamente ya no se podía andar, había una gran cantidad de cuadros apoyados en el suelo. La solución fue buscar a una persona que pudiera catalogar, dirigir y organizarlo todo y así lo hice. En ese momento ya tendría unos 600 cuadros.
– ¿Qué ha aportado el coleccionismo a su vida?
– Una manera plena de ocupar el tiempo libre y una satisfacción tanto intelectual como mental y espiritual. Cada cuadro tiene la memoria de su autor y, a la vez, un desarrollo sensible para cada persona ya hablemos de una obra realista o abstracta, además de una lectura individual. También me ha aportado el privilegio de trabar amistad con artistas que me han enseñado mucho como Serrano, Guerrero, Feito, Gordillo…
– ¿Es el coleccionismo un arte en sí mismo?
– Yo creo que sí. Hay que ser un poco artista, que te guste y que te compense más comprar un cuadro que, por ejemplo, un abrigo bonito. Con el paso del tiempo vas creando tu sensibilidad, tu gusto… Tu modo de entender la vida también se refleja en tu colección, incluso a un nivel psicológico.
– ¿Cómo ve la situación del coleccionismo hoy en día?
– Veo un panorama positivo. Hace 40 años, cuando yo empecé, eramos muy pocos. Con el paso del tiempo se ha ido incrementando el número de colecciones, entre otras cosas, gracias a la difusión de galerías que, además, se han ido especializando en campos como la fotografía, el dibujo, el vídeo… Se ha producido un boom de las artes plásticas en los últimos 20 años que ha traído consigo un ambiente y una sesibilización. Las ferias, tanto españolas como extranjeras, dedican cada año un mayor espacio al coleccionismo. Cualquier evento de las características de Foro Sur o ARCO organiza encuentros para hablar y profundizar en el coleccionismo. Esto, poco a poco, va fortaleciendo su dimensión y crea un tejido social. Ahora la gente joven puede empezar con muy poquito para ir creando sus facultades.
– ¿Y no afecta el 21 % de IVA en España?
– El impacto del IVA anterior más el efecto del actual supone un retraimiento del nivel de compra en nuestro país y la gente que tiene facilidad para salir fuera compra en Art Basel Miami, Londres, Berlín… Es inevitable.
– En las subastas se están disparando los precios por los valores seguros del mundo del arte. ¿Es el momento de apostar por nuevos nombres?
– Lo importante es comprar lo que te gusta. A mí el nombre nunca me ha impresionado. Una de las facetas mas apasionante del coleccionismo es ir a por lo que realmente te impacta.
– ¿Cree que la prometida ley de mecenazgo ayudará al mundo del arte?
– Es fundamental para que el mundo de las artes plásticas pueda tener un desarrollo y un nivel importante en nuestro país. Además, va en favor de una ampliación del mercado que influiría positivamente en la economía nacional y también en las autonómicas.
– ¿Siempre tuvo claro que cedería su colección a instituciones publicas?
– Me lo empecé a plantear seriamente hará 10 o 12 años. Crear una colección sirve para enriquecerse en el plano moral, intelectual, psicológico… Sin embargo es la sociedad la que nos ha dado la oportunidad de desarrollar nuestra afición y, por tanto, nos debemos a ella. De alguna manera hay que contribuir para devolver a la sociedad esta oportunidad. Me ha compensado tanto crearla que ya estoy suficientemente agradecida.
– ¿Por qué se vino abajo la negociación con Córdoba para ceder su colección?
– Si la negociación se vino abajo no fue por la ciudad. La universidad de Córdoba, que era mi principal eje, mantuvo siempre la ilusión de que acabará allí la colección y siempre estuve apoyada por las instituciones. Sin embargo la Junta de Andalucía no tuvo voluntad política, no estaba en su programa. En estos años se ha dedicado más a proyectos sevillanos o malagueños.
– ¿Qué le convenció de la propuesta procedente de Aragón?
– Pues que vino directamente del gobierno de la región, de manera inversa a lo que ocurrió en Andalucia, que partíamos del apoyo de una ciudad. De esta manera las cosas han podido ir rápidas y fluidas. La voluntad ha sido rotunda, contundente y firme. Siempre han tenido la intención de ampliar los fondos del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea (también conocido como Museo Pablo Serrano), que será donde se ubique la colección. Así se podrá trabajar con más material y positividad para que el museo se convierta en un punto de referencia a tener en cuenta.
– ¿Qué le parece la nueva sede de su colección, el Museo Pablo Serrano?
– Antes de la obra era un museo de unos 1500 metros cuadrados y, después de las reformas, son 8.000. Desde mi punto de vista es un continente muy capaz de albergar una oferta artística atractiva.
– ¿Le ha costado desprenderse de manera oficial de la colección?
– Sentimentalmente cuesta mucho. La he desarrollado de manera muy personal e independiente. Ha sido fruto de una elección personal constante. En parte es el relato de mi vida y el reflejo de mi personalidad. Cada cuadro es una anécdota y un recuerdo. En parte, es como si se partiera tu alma. Pero, por el otro lado, el racional, estoy muy satisfecha.
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