Pregunta.- Soy una gran admiradora de su trabajo. ¿Cómo le dio por una novela de Joyce Carol Oates que ya se había llevado al cine? Gracias!
Respuesta.- Muy sencillo: leí el libro y me fascinó lo que contaba. Además, en este momento estaba montando La clase y todavía tenía la energía que habían aportado los adolescentes a aquel rodaje. Y tenía la impresión de que la novela resumía todas las preocupaciones, a pesar de transcurrir en otra época, me parecía que todo lo que se refería al compromiso, y también otro tema que me interesa mucho en el cine que hago: el enfrentamiento entre el ideal y la dureza de la sociedad que nos rodea estaba contenido en la novela. Y además la historia contenía una dimensión novelesca que no había estado en mis películas hasta entonces.
P.- ¿Actores profesionales o amateurs? ¿Qué prefiere?
R.- Estoy acostumbrado a trabajar con actores amateurs, y la verdad es que tengo muchas razones para hacerlo. Puedo decir algunas: una de ellas es el placer que aporta compartir con el actor esa primera vez. Actores que nunca han rodado una película aprenden a interpretar e interpretan a la vez. Y para ellos es un placer, porque es un descubrimiento. Creo que es algo que se plasma en la pantalla, se nota después. LA segunda razón sería todo el trabajo de preparación que implica con un actor no profesional. El casting es un en este caso un proceso más largo. Se trata de encontrar personas que corresponden al personaje, y no actores que se asemejen al personaje. Aunque todo es mucho menos claro a la hora de rodar y las fronteras son más difusas. Lo que está claro es que no pido a mis actores que no hagan de sí mismos, sino que deben de aportar algo más, la diferencia reside en que se fabrica el personaje a través de lo que son ellos y no mediante una técnica de interpretación adquirida. Y creo que un actor no profesional aporta mucho al personaje y a la película en general gracias a sus experiencias personales.
P.- ¿Qué tiene San Sebastián que no tenga otras ciudades?
R.- En primer lugar, mi historia con el festival de San Sebastián es bastante antigua: mi primera película, Recursos humanos, fue vista por el público por primera vez allí. Y recuerdo esa primera proyección que para mí se ha quedado grabada en mi vida profesional y personal como un momento de gran felicidad. Todavía recuerdo el debate que tuvo lugar a las dos de la mañana, y que duró mucho porque la gente no quería irse. Recuerdos como este valen como una Palma de Oro. Creo también que esto refleja bastante bien el espíritu del festival, donde el público ve muchas películas, habla mucho del cine y se ve mucho cine. Además se come muy bien.
P.- ¿Qué recuerda de la gala de la Palma de Oro? ¿Y de los Oscars?
R.- De la Palma de Oro recuerdo sobre todo de la alegría que fue compartir ese momento con todo el equipo y sobre todo con los chicos y las chicas que trabajaban en la película. Para ellos era muy importante porque son adolescentes que están bastante estigmatizados y de golpe eran el centro de atención, pero la emoción que sentía era tan grande que sé que di la mano a De Niro, pero no lo recuerdo.
P.- Qué opina de la lucha de los intermitentes del mundo del espectáculo en Francia?
R.- Madre mía!!! Creo que las dificultades en que se encuentran los intermitentes del espectáculo actualmente representan por desgracia un entorno general que va en contra en la de cultura. Explicaré un poco el sistema francés: un trabajador del espectáculo que ha trabajado 507 horas en diez meses percibe un tipo de paro, que automáticamente deja de cobrar en el momento que trabaja, y al que puede reengancharse. Cada diez años, el sistema vuelve a cuestionarse. Los sindicatos, la patronal… se suponen que llegan a un acuerdo habitualmente. Lo malo es que en estas negociaciones generales los intermitentes se convierten en la cabeza de turco, es muy fácil acusarles de ser privilegiados, decir que las productoras se benefician de este sistema para financiar películas. Pero la verdad es que cuando empiezas a trabajar en teatro o cine tienes muy pocos días de trabajo, y este sistema ha permitido que tengamos en Francia una industria del cine que resiste y una gran diversidad de actores.
P.- Cómo ha sido su relación con Leonardo Padura?
R.- Vamos a hablar de Regreso a Ítaca, mi nueva película que aún no he terminado, que estoy ahora montando. Ha sido rodada en Cuba con un guion que he escrito con Padura. Conocía sus novelas, una de las mejores novelas que he leído en estos últimos diez años ha sido La novela de mi vida, donde encontré el personaje que me inspiró el personaje principal de mi filme. Tuve la suerte de conocer a Leonardo, creo que enseguida nos entendimos: es un poco amor a primera vista. Había visto algunas de mis películas y le habían gustado, yo había leído sus novelas, me habían gustado y había un respeto mutuo. Para mí tenía muy claro que esta película que iba a rodar en Cuba era una forma de dar la palabra a los cubanos y no expresar mi punto de vista sobre Cuba, sobre todo porque Cuba es tan compleja que no tengo un punto de vista claro al respecto. Leonardo aportó el conocimiento perfecto de la sociedad cubana.
P.- ¿Es la adolescencia la parte más importante de la vida humana? Usted ya ha tocado ese periodo en diversas ocasiones
R.- Es desde luego el momento en que todo es aún posible, o al menos queremos creerlo. También es el momento en que la conciencia política e incluso la conciencia del otro aparece. También es un momento de mucha energía que me seduce mucho, a pesar de que el recuerdo que tengo de mi propia adolescencia no sea maravilloso.
P.- Me impresiono su pelicula Ressources humaines, todavia la tengo como una de las mejores que he visto en los ultimos anos…el padre del protagonista, es un actor? es un autentico obrero?puede hablarnos de el? impresionante…Gracias
R.- Jean-Claude Vallod empezó a trabajar en una fábrica a los 16 años, trabajó en diversas cosas pero siempre en un ambiente industrial. Cuando hice el casting recorrí agencia de trabajo. Un día llegó Jean-Claude y nada más verle antes de que habláramos pensé: “Es él”. Me pareció que su cuerpo hablaba. Su cuerpo contaba los años de trabajo, incluso de timidez, timidez socialmente hablando. Hicimos una prueba y desde luego no me había equivocado. Nunca he visto a un actor ser tan creíble delante de la máquina que es la cámara. Luego trabajamos mucho juntos ensayando y construimos el personaje.
P.- ¿cual es la emocion que os ha guiado a la hora de escribir esta pelicula? (…que todavia no he visto pero me muero de ganas)
R.- En primer lugar tengo la impresión de que me enamoré de la novela. Muy pronto vi el paralelismo que se podía crear entre los Estados Unidos de los años cincuenta de Foxfire y la época actual. Por desgracia, seguimos teniendo que luchar por las mismas razones. También me interesó muchísimo la visión feminista. Las adolescentes de esta película sufren una doble presión: una opresión social porque proceden de un medio desfavorecido y una opresión masculina muy violenta que por desgracia aún no ha desaparecido. Creo que en Francia hay una mujer que muere a diario por violencia machista.
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