Pensemos en la voz. Cada una con sus características, su registro, su tono, su calidez. Todas ellas tan diferentes, tan osadas, tan complementarias a la vez. Pero, ¿qué es lo que desconocemos de nuestra voz? Son muchos los secretos que esconde nuestra herramienta fónica. Y esto es lo que quiere enseñar Fátima Miranda (Salamanca) en el seminario que comienza en Espai dart contemporani de Castelló del 9 al de diciembre y que luego viajará a La Casa Encendida de Madrid el 16 de este mes y hasta el día 20.
Pregunta.- ¿Cómo se piensa la voz?
Respuesta.- Si la voz en el canto no se empleara únicamente para entretener, como suele suceder, sino para hacer Arte, estaríamos hablando de pensamiento. La voz es el espejo del ser que la emite. Es además un desafío a la memoria e independientemente del significado de las palabras, nos cuenta mucho más de lo que creemos. Grábate, escúchate y verás cómo hablamos de pensamiento, de filosofía, de la vida misma.
P.- ¿Qué secretos esconde la voz que no podamos percibir a primera vista?
R.- Guarda muchos secretos para todos, músicos y no músicos. Tiene algo muy contradictorio, es adentro y es afuera, es aire y es tierras, músculos, huesos, tierra sin la cual, si no tomamos impulso en ella, no hay aire que valga. En esa lucha de contrarios reside el quid de la cuestión: No existe un órgano para cantar. Siendo volátil e inmaterial, necesita del cuerpo entero para producirse. Su mecanismo en la voz en el habla y más en el canto es complejísimo, y para llegar a dominarlo hay que hacerlo consciente a base de una regular con el fin de automatizarlo y poder olvidarlo hasta hacerlo inconsciente. Es entonces que la voz deviene arte. En ese proceso de entrenamiento y toma de conciencia de cada mecanismo, se esconden una enormidad de secretos que si al final te comprometes y te casas con este instrumento que llevamos puesto y lo haces de forma humilde y sincera te revela y devuelve el 101%.
P.- ¿Qué técnicas hay que poner en práctica para la mejora de la voz y no proceder a su deterioro?
R.- Entre las técnicas por mí desarrolladas, hay algunas, que a los cantantes clásicos podrían resultarles arriesgadas y siéndolo en ciertos casos, tiene solución y me encantará ayudar a quienes quieran arriesgarse. No podría enseñar lo que yo hago con mi voz, porque es la mía y se corresponde con una morfología tan específica como el rostro de cada ser. Lo que sale por mi garganta tiene que ver con un proceso de estudio, unas ideas y una poética que no puedes trasladar a otro cuerpo, pero lo que sí puedo enseñar es el camino a seguir para que cada unos sea el que es. Ahora bien si alguno de los alumnos ha desarrollado algo parecido a lo que yo desarrollé, le podré ayudar a acortar el camino y llegar a resultados excelsos sin dañarse la voz. Por las cartas de motivación, veo que entre los 60 candidatos para 10 plazas, apenas hay despistado. En cuanto a cómo no dañarse la voz, no hay más que mantener una práctica regular y evitar prácticas evidentes de riesgo: fríos, calor, sequedad, aires acondicionados, humos, fumar, hablar mal, tener una mala alimentación y mala salud mental, etc. Fíjate Kraus, con casi 80 años tenía la voz incólume. Cuando te especializas en una sola forma de cantar no hay el más mínimo problema. El problema viene cuando combinas técnicas, colocaciones e impostaciones de voz que emplean resonadores y apoyos distintos e incluso contrapuestos.
P.- Al pedir a una persona que prepare una canción, ¿qué se puede saber a primera vista, sin entrar en análisis?. Y, ¿una vez analizada?
R.- El análisis es más propio del que percibe que del que razona. Cuando se tiene un oído, práctica y capacidad de análisis entrenados y escuchas a alguien, inmediatamente te está aportando un montón de información. Y cuando te avala una trayectoria de estudio, búsqueda e investigación percibes en el resto aquello por lo que ya pasaste y te das cuenta de dónde está la virtud, el defecto y, sobre todo, el potencial para orientarle sobre cómo despojarse de lo que le sobra y enriquecer lo que no sabe que tiene. No se trata tanto de lo que se ve a primera vista como de hacerles conscientes de sus propios mecanismos de fonación a través de un entrenamiento consciente entre certezas y miles de dudas. Ahí es donde tienen que llegar a encontrar las luces de sus voces, desde la oscuridad de cada uno.
P.- ¿Qué evolución ha sufrido su arte performativo?
R.- Yo no venía de la música en origen. Nunca pretendí ni planeé ser artista. Tenía dos carreras en la que contaba con un sólido reconocimiento, pero fue la voz la que me salió al encuentro sin buscarla, al aceptar lanzarme a hacer improvisación musical sin tener formación previa, por parecerme esa actitud totalmente coherente (conceptualmente hablando) con mis campos de interés en el arte contemporáneo. Lo dejé todo y me dediqué a ahondar en el terreno de la voz. En esa decisión aparentemente insólita e inesperada hubo algo vital, así que la evolución de mi obra es la misma y paralela a la de mi vida por ser la obra el registro de un proceso de evolución en sí. Supongo que como para otros artistas.
P.-¿Hacia dónde camina el arte contemporáneo, léase performance, pintura, video-instalaciones, etc?
R.- Peligroso, sospechoso, incierto. Cuanta más tecnología, menos proceso de trabajo real y menos proceso vital. Cuanta más tecnología, más facilidad, más rapidez, menos reflexión, más evidencias, menos sorpresas, más vulgaridad, más predictibilidad, más estandarización, más snobismo y más dificultad para los artistas genuinos. Cuantas más posibilidades aparentemente te da internet, menos camino recorres y te encuentras a más personas que se creen artistas. Lo peor es que como les cuesta tan poco llegar a hacer lo que hacen, se venden por cualquier cosa y como a los programadores (más y menos ilustrados) les salen más baratitos emergen con más frecuencia.
P.- ¿Está trabajando en algún proyecto?
R.- Además del curso en la Casa Encendida preparo un dúo con Germán Día, virtuoso de la zanfona, que verá la luz en un año.
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