Pregunta.- Igual no te gusta lo que voy a decirte. No me gusta que uses tu espacio, en El País o en las redes, para contar cosas que no tienen nada que ver con la música. Bastante mal está la información musical para que se desaproveche ese espacio.
Respuesta.- ¡Vaya gran problema, Presto! Lo que hago, por ejemplo, en Facebook y Twittter es lo que yo llamo microperiodismo: un breve enunciado que acompaña a un enlace con un video o un texto. Lo lees y, si no te interesa, no pinchas y a otra cosa mariposa. ¡Qué fácil mejorar la vida de la gente sencilla, amigo!
P.- Buenas Manrique, Dentro de poco se cumplirá un año de la muerte de unos de mis artistas preferidos y uno de los grandes desconocidos (injustamente) por muchos (no por Eric Clapton o Mark Knopfler precisamente…) : JJCale ¿Qué piensa usted de su música? Un caluroso abrazo desde las Canarias.
R.- Tengo gran, gran simpatía por J. J. Cale. Además, era -como decía Paul Simon, un “one trick pony”. Es decir, si te perdías un disco, no pasaba nada: lo habitual era que se pareciera al antertior. Cubría un territorio pequeño pero lo hacía maravillosamente. Además. cuando tuve oportunidad de charlar con él, resultó ser encantador. La mayoría de las excentricidades que se le atribuían -el tipo huraño, alérgico a los estudios de grabación y las salas de conciertos- eran ocurrencias de los tipos de promoción. Ah, añade a Sabina a la lista de “jotajotacaleros”: me dijo Joaquín que le había despedido con una canción que debería salir en el próximo disco.
P.- Hola Manrique, desde luego no se te puede acusar de no mojarte en tus crónicas, como la última que he leído sobre las dependencias de Antonio Vega a raíz del estreno del documental %u2026 ¿esta fama no te impide que la gente te siga confiando sus secretillos?
R.- Amigo Spencer: ningún artista te confía sus “secretillos”. Nunca jamás. Antonio Vega podía estar (es un decir) con una jeringuilla clavada y jurarte que ya lo había dejado. Lo que hace el periodista es escanear la habitación para detectar la información que el artista seguramente no quiere compartir con el mundo. Y hablar con la gente que está alrededor suyo. Normalmente, son leales (en el caso de Antonio, EXTREMADAMENTE leales) pero te responden a una pregunta hecha a bocajarro.
P.- ¿Qué tal la biografia de Mick Jagger que ha sacado Philip Norman? Nos recomendaste la que hizo de John Lennon y te estoy agradecido pero es que cuesta una pasta!
R.- Tuco, solo he podido leerme algunos capítulos y NO me parece tan esencial como el de John. La biografía que escribió Norman sobre Lennon era asombrosamente minuciosa sobre los conflictos creados en su familia materna por su nacimiento y despejaba -uno esperaba que definitivamente- el mito de que era un chico “working class”. Respecto a los orígenes de Jagger, no hay misterios. Y sus últimos años son poco reveladores: los secretos económicos están guardados bajo siete llaves y sus aventuras amorosas parcen salidas de un culebrón (“y entonces Jerry Hall amenazó con…”). Con todo, voy a leermelo completo en el próximo fin de semana.
P.- Juan Carlos abdica. ¿Eso no te dice nada, Manrique?
R.- Sí, Zorro. Me dice que hay que ser cortés y responder educadamente a los gilipollas que escriben al presente chat.
P.- Hola: más allá del Himno de Riego, ¿qué música recomendarías como banda sonora para la proclamación (esperemos que inminente) de la III República? Muchas gracias.
R.- Sugiero el disco “Músicas Populares de la Guerra Civil” , firmado por la Brigada Bravo & Díaz. Con instrumentos como la zanfoña, tiene un punto melancólico que sería -me temo- perfectamente adecuado para un país dividido y con regiones al borde de la guerra civil.
P.- Sr. Manrique, dígale a mis padres que no enloqueceré por escuchar siempre black metal noruego ó brutal death metal. para muchos ni siquiera es música. Ayudeme si puede por favor.
R.- Me matas, Luis. No me puedo imaginar siendo una influencia tranquilizadora para ningún padre. Simplemente, les explicaría lo que pasó en mi casa: cuando descubrí -por casualidad, en una emisora francesa- a los Beatles, me quedé encantado, a pesar de que no había escuchando nada parecido al rock and roll. El espanto de mis padres me llevó -naturalmente- a reafirmar mi pasión por algo que les molestaba tan profundamente…
P.- Voy a abusar de ti, ¿puedes darme alguna novedad de novela negra? Voy a ir a la Feria del Libro y ando un poco despistado.
R.- No es exactamente una novela negra pero contiene abundantes fragmentos/ejemplos de la ficción noir más brutal. Me refiero a la biografía de Jim Thompson (“La huida”, “El asesino dentro de mí”, “1280 almas”) que han titulado “Arte salvaje”, de Robert Polito. Lo saca Es Pop Ediciones y es lo suficientemente pesada -en el sentido físico, como objeto- para que sea considerada un arma letal.
P.- Al final del “Amplificador” suena una música maravillosa, me gustaría saber quien la interpreta y que tema es. Gracias.
R.- Aquí si que me has pillado. Normalmente, se cierra con un disco diferente cada programa. Tal vez en algún momento usé algún tema sin anunciar; si es posible, dáme más detalles del podcast donde suena la “música maravillosa”. Gracias, Juan.
P.- Hola Manrique! ¿Que opinas de la pelea entre Jack White y los Black Keys ahora que tienen nuevos discos en cartelera? ¿Seguira el pleito?
R.- Me tomo que Jack White es un tocapelotas. Tiene narices que se atribuya la exclusiva del blues-rock tocado con instrumentación mínima. Resultas un tanto preocupante que los grandes talentos del presente oscilen entre la catatonia y la paranoia extrema.
P.- Hoy ha estado Felipe González en el programa de la SER donde tú trabajas. ¿Os habéis saludado? Se asegura que el PSOE fue quién puso a la movida en los ochenta.
R.- ¡Esta es buena, Fito! No, no hemos coincidido en la SER. Aparte, hay que estar muy despistado para atribuir a Felipe cualquier relación directa con “la movida”. Que alguien me desmienta pero no recuerdo a NADIE de la movida acuyendo a la famosa “bodeguilla”. Personalmente, nunca vi a González en ningún acto mínimamente conectado con la movida. ¿Yo? Nunca le traté cuando estuvo en el poder. Si coincidí con él una noche en México DF y era tan soberbio como cabía esperar. Cuando le reproché que hubiera causado tanto dolor con el encarcelamiento de insumisos y por mantener el servicio militar obligatorio (permitiendo que fuera Aznar quién acabara con aquel anacronismo), me respondió que era una cuestión de civismo: cualquier ciudadano tenía derecho a recibir adiestramiento militar. Y le respondí que no sabía de ningún golpe militar que fuera parado por los reclutas…
P.- En mi opinión los tres primeros discos de Hilario Camacho son una de las cumbres de la música popular española, “El agua en sus cabellos” es lo mejor que nadie ha hecho con un poema de Machado, con perdón de Serrat ¿cómo es posible que tanto talento no tuviera ni tenga aún el reconocimiento qué merece?
R.- Comparto tu valoración (también estaba muy bien lo que hizo con Ginsberg, “El peso del mundo”). Uno de los primeros conciertos que vi en Madrid, hacia 1976, fue precisamente de Hilario en un pequeño teatro…donde éramos como 15-20 espectadores. Algo fallaba en su capacidad de comunicación o puede que entonces sonaran demasiado exóticos los cantautores con querencias estadounidenses…No, posiblemente caía bajo la Ley de Hierro de la música pop española: los talentos delicados no crecen en una tierra tan áspera como la de España.
P.- Ramón Trecet salió de Radio 3 diciendo que tú y Lara López le haciaís mobbing. Resulta raro pero no te he oído responder a la acusación
R.- ¡Esta es buena! Cualquiera que conozca el perfil psicológico de Trecet sabe que no se dejara intimidar ni por el Abominable Hombre de las Nieves. En el Caso Trecet, me temo que caí en medio de una guerra larga entre él y Lara. una guerra que no tenía mucho que ver conmigo. Yo le veía como un elemento muy valioso, el típico tábano que agitaba el ambiente, aunque no coincidiera con sus planteamientos estéticos; aparte, había adquirido unos vicios muy enojosos (el favoritismo a determinada distribuidora) que convenía cortar antes de que se convirtieran en un escándalo público que dañara a la emisora. No hubo mobbing. Fue una situación desagradable mal llevada por ambas partes. Cuando se le quiso dar un aviso, Ramón salió por peteneras. Vino a decir que no le interesaba mantener el programa, que estaba destinado a labores más importantes. Según me contaron, explicó que tenía un puesto esperándole en el Comité Olímpico Espàñol, por petición expresa de su amigo Alberto Ruiz Gallardón, para contribuir a la candidatura de Madrid. A partir de ahí, todo se envenenó. A pesar de que yo no estuve en esas reuniones, no me siento orgulloso de mi papel en el affaire.
P.- hola Diego… terminé de leer “Diarios de bicicleta” de David Byrne y me deja con los mismos sentimientos encontrados que en su momento me causó con Talking heads: como escritor tiene muchos méritos, con los Heads hizo cosas impresionantes, pero los discos como solista de Byrne simplemente me dan flojera: no te provoca lo mismo? o en su defecto: alguien te ha generado una ambigüedad parecida?
R.- Acepto lo que me dices…hasta cierto punto. Adoro, por ejemplo, “Rei Momo”, su disco latino (aunque confirmó La Maldición de la World Music: artista rock que hace disco étnico lo paga). De alguna manera, la soberbia con la que trató a sus excompañeros de Talking Heads explica que no tuviera contrapesos en sus aventuras en solitario. Revela también una estrechez de miras, una dificultad para comunicarse que pueden revelar carencias importantes en un artista pop con vocación de éxito prolongado.
P.- Manrique ¿te hace ilu que una colega periodista esté en La Zarzuela? ¿Llegaste a conocerla, cuando estaba en Prado del Rey?
R.- Jorge, en RTVE todo es muy territorial. Los de RNE no se tratan con los de TVE. En TVE, hay poca comunicación entre los que están en Prado del Rey y la elite de informativos, en Torre España. Es decir, era como si viviéramos en países diferentes. Si que teníamos algunos conocidos comunes, chicos listos de Radio 3 que saltaron a Torre España. Años después, alguien me contó que pudimos coincidir en un cumpleaños a la que ella también estaba invitado. Pero era una fiesta porrera y yo no iba entonces de ese palo.
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