Pregunta.- ¿Qué le parece la vuelta de Prince con “Breakfast Can Wait”?
Respuesta.- Fantástico Prince! No da punzada sin hilo: el sábado monta un “pajama party” en su Paisley Park y mete la palabra “breakfast”, como en “se servirá desayuno”- Y dos días después publica “Breakfast can wait”. ¿Qué puedo decir? El tema me gusta. Y me hace gracia que, en el video, vuelva a usar el elemento erótico: se suponía que los buenos Testigos de Jehová no hacen esas cosas.
P.- Hace algún tiempo escuché decir a Rubalcaba que el Rock en España lo habían inventado ¡¡Los Tequila!! ¿Cómo es posible que exista tal desconocimiento de la historia del Pop y el Rock en España? ¿Qué responsabilidad tiene una crítica mayoritaria e históricamente diletante, acomplejada y papanatas? Suyo affmo.
R.- Mal tendríamos que estar para que recurrieramos a los políticos en busca de iluminación sobre la historía del rock español. No, sencillamente Rubalcaba es amigo de Alejo Stivel. el cantante de Tequila, e igual se cree que le hace un gran favor al decir eso. La segunda parte de tu pregunta nos llevaría por otros derroteros, me temo.
P.- ¿No le parece Ariel Rot el patito feo de los Rodriguez? Le escuche va años en un programa de verano de Rne una entrevista a Ariel Rot. Me impresionó como contaba la vuelta a Argentina después de Tequila y su bajada a los infiernos. Me pareció un tipo interesante de verdad. Con Calamaro me pasa lo contrario, te hace una genialidad de canción, pero cuando habla no me dice nada.
R.- Buena definición, Lineker. Aunque fuera el más guapo de todos, efectivamente ha quedado como el patito feo de aquella aventura. Tiene una tonelada de discos espléndidos ¡y no se le hace caso! Realmente, haría bien en volver a probar la aventura argentina: España está sorda.
P.- Hoy te he escuchado en la SER. ¿No se te revuelven las tripas cuando el invitado te trae un disco de Elvis Crespo?
R.- No, en absoluto. Además, Jordi Évole tenía una buena anécdota que contar a partir del “Suavemente”. Yo también tengo una: cuando pinchaba en el Suristán, había una pareja que venía a pedir un tema de Elvis Crespo. Y yo constantemente les respondía que no podía atender su petición, que no tenía nada del tal Crespo. Hasta que le vez siguiente ¡me trajeron el disco en cuestión! Y tampoco se lo puse. No, no por principios de “el DJ no acepta peticiones”. El problema es que ví que era una de esas parejas que preparan una coreografía y, con su exhibición, logran vaciar una pista. Y no.
P.- Cómo conocíó a Nacho Saenz de tejada y qué aportación ha tenido para la música y crítica en España?.
R.- Fíjate, no recuerdo cuando o cómo nos conocimos. Y eso que era un tipo alto y desgarbado, que llamaba la atención. Posiblemente, sería en algún concierto. Respecto a su aportación, digamos que le distinguía su seriedad y su apertura de miras: venía del folk pero se enfrentaba perfectamente con otras músicas más frivolas, sin prejuicios visibles.
P.- En tu despedida a Nacho Sáenz de Tejada, mencionas que impidió el linchamiento a Paco de Lucía tras la muerte de Camarón. Primera noticia, a qué te refieres?
R.- Cuando Camarón estaba al borde de la muerte, La Chispa salió quejándose de que su familia se quedaría en la pobreza, que no tenían derechos respecto al catálogo del cantaor. De alguna manera, se transmitió que Paco le había “robado” las canciones a Camarón. Durante el entierro, al guitarrista le llamaron “ratero” y cosas peores. Naturalmente, era una cuestión de ignorancia. No entendían la diferencia entre derechos de autor y royalties discográficas (que nunca fueron enormes, ya que Camarón vendía pocos discos). El fondo de la acusación era que el padre de Paco había firmado como suyos los cantes populares que grabó Cmarón, una práctica muy habitual entre los productores y los mánagers flamencos, que sabían que allí estaba el dinero a largo plazo. Los cantaores preferían cobrar un fijo y olvidarse de las royalties, más vale pájaro en mano que… Lo que decidió Nacho fue entrevistar a Paco de Lucía, que andaba destrozado por aquellas difamaciones, y hacer un poco de didáctica sobre el asunto. A la larga, además, la discográfica -ahora Universal- ha seguido explotando el catálogo de Camarón con la complicidad de La Chispa. Con el tiempo, se evaporaron aquellas acusaciones contra Paco, fruto de la ignorancia y, ay, la incultura.
P.- Me extraña que saques a pasear el conflicto de Nacho Sáenz de Tejada con el genio Sabina. Como cuenta Joaquín Carbonell en su libro, todo era una venganza. Nacho se ofreció como guitarrista a Sabina y éste no le quiso. Fin de la historia. La crítica fue una venganza servida fría.
R.- No me lo creo. Por lo que conozco del temperamento de ambos, no me parecían muy compatibles. Supongo que Sabina trató con mil guitarristas pero nadie podía imaginar su despegue. Que además ocurrió cuando Nacho se había volcado hacia el periodismo. Aparte, no me hagas hablar del libro de Carbonell. Sé que Carbonell es una bellísima persona pero en su libro sobre Sabina se pasó tres pueblos. En muchos, muchos aspectos.
P.- En su despedida a Nacho Sáenz de Tejada, menciona un par de veces a Cecilia. Nunca le he leído nada sobre la que fue la mejor cantante-compositora de los setenta. ¿Se atreve ahora a hacer una valoración?
R.- Me costó reconocer la grandeza de Cecilia. Cuando debutó, yo leía bastante literatura feminista y me espantó aquel planteamiento de la mujer frágil, atormentada por amores arrasadores. Acostumbrado a cantautoras más fuertes, aquello me sonaba casi a masoquismo. Así que tuve un rechazo con Cecilia; me gustaba su faceta costumbrista pero -ardores de tiempos politizados- me resultaba extremadamente conservadora. Yo estaba equivocado, claro.
P.- Che Manrique!! Qué tienen los Arctic Monkeys? Para mí es un grupito de garage más, pero la critica los trata como si fueran unos Pelé con los rulos del Diego!!
R.- Caruso, creo que en los primeros Monos Articos hay un elemento literario, un dominio del lenguaje cotidiano, una capacidad para retratar la realidad, unos poderes que sencillamente no estaban al alcance de la mayoría de grupos garajistas. ¿Que esos valores disminuyen en poder según te alejas del Reino Unido? Vale, pero durante un tiempo les hizo parecer como mensajeros de las calles británicas.
P.- Hola, Diego. Después de leer por tercera vez “Bill Graham presents” y además de lamentar que ningún editor se atreva a traducirlo, ¿no crees que Gay Mercader nos debe su autobiografía? Me parece que sería una buena historia del rock setentero en España…
R.- Bueno, si hicieramos una encuesta rápida, seguramente no muchos melómanos españoles sabrían que Bill Graham fue uno de los grandes promotores del rock (en EEUU es peor: tiene el mismo nombre que uno de los predicadores más famosos). Desde luego que gay Mercader podría escribir un libro de un calibre semejante. Pero nunca ha querido, por una (creo yo) trasnochada visión de la lealtad. De momento, lo único que planeaba era un recopilatorio visual de los conciertos que hizo como promotor, con cartelería y entradas, pero algunos pensábamos que eso necesitaba ser personalizado con anécdotas y vivencias. Me temo que Gay vive demasiado bien en su masía para ahora meterse en follones.
P.- Hola Sr. Manrique. Háblenos de sus favoritos del sello Stiff y de lo que representó, en su opinión, para el panorama musical de entonces. ¿Qué canción es la primera que se le viene a la memoria?.
R.- Me tocas fibras íntimas! Stiff sirvieron de puente entre el pub rock, el punk y la new wave. En España, gracias a la distribución por Discos Columbia, sus artistas tuvieron bastante presencia. ¿Una canción? Seguro que creeras que voy a citar el himno de Ian Dury sobre las tres cosas importantes que hay en la vida pero tengo debilidad sentimental sobre aquella crónica de perdedor que cantó Jona Lewie: “En las fiestas, siempre me encontrarás en la cocina”.
P.- ¿Crees que Morrissey con esa egolatría imposible (y mira que lo admiro), sería Morrissey sin la aportación de Johnny Marr, Andy Rourke y Mike Joyce? digo esto porque oigo los discos de Mozz y de Marr y los bajistas y baterias pasan sin pena ni gloria…(un saludo desde Las Palmas)
R.- Miguel, el problema de Morrissey es que necesita colaboradores, gente que le componga músicas que se presten como base para sus hipotéticas letras. Para que no se les suban a las barbas, los va reemplazando cada poco. Se acumula el desgaste de las ocasionales giras con las peculiaridades del jefe y así se produce el “relevo generacional”. Una de las lecciones a extraer de su “Autobiografía” es que Morrissey no tiene prisa por hacer las paces con Johnny Marr (ya no hablo de los otros). Abundan las ofensas mayormente gratuitas….
P.- ¿Y esa obsesión por MORRISEY, desde cuando te viene? Yo no la había notado en tus programas.
R.- Vamos a ver, que aquí hay que contarlo todo. En la antigua emisora en la que yo trabajaba, había un locutor que consideraba como su misión en la vida el estrenar los discos de grandes figuras, aunque no encajaran en su lema de “nuevo hedonismo para la sensibilidad de los trovadores contemporáneos” o como fuera. ¿En que nos afectaba a los demás? Sencillamente, prohibía que los demás tuviéramos acceso al disco. Lo hacía facilmente cuando Morrissey era artista EMI, ya que la compañía editaba también los recopilatorios del citado locutor. ¿El resultado? Cuando ese disco se publicaba, el Lanzador Mundial de Grandes Estrenos ya había “quemado” el disco. A la larga, esa práctica de los estrenos resultaba contraproducente pero se terminó institucionalizando, como suele ocurrir con las prácticas corruptas. Por mi parte, yo daba salida a material de Morrissey cuando lo cantaban sus amigas (Sandie, Nancy Sinatra) y recuerdo haber hecho algún monográfico con sus caras B, que no eran objeto de embargo radiofónico…
P.- El programa de lues de Radio 3, Ruta 61 ha sido relegado a la madrugada del domingo al lunes a las 4.Es un espacio que relevó al mítico Tren 3 en la etapa que usted era Director Adjunto.Cómo surgió el contacto con su conductor J.J Coe?
R.- Otro disparate más de la acual dirección, que justificaran con esos estudios de audiencia que nadie se cree. “¿Blues? ¿Negros pobres?”. ¡A la noche profunda!. No se lo merece ni la música ni su paladin, Justin Coe, que es un periodista estadounidense que en realidad trabaja para Radio Exterior y que concibe “Ruta 61” como un compromiso personal.
P.- En uno de los programas que hacías en TVE, puede que FM-2, presentaste un formato de CD que incluía información gráfica. Salían las letras, los instrumentos que sonaban y información sobre los artistas. ¿Qué pasó con aquella idea?
R.- Déjame recordar….creo que se llamaba CD + G (por Graphics) y coincidimos con su presentación en un New Music Seminar, en Nueva York, al que acudió el equipo de “FM-2”. Quizás no fuera un formato para el gran público pero tenía información interesante para melómanos. Por ejemplo, en la pantalla veías, aparte de las letras, qué instrumentos estaban sonando en cada momento de una canción y eso era valioso cuando se trataba dce una música tan densa como, por ejemplo, los discos “africanos” de Talking Heads. Sin embargo, a pesar de que teóricamente venía respaldado por Warner Music, aquel concepto no prosperó.
P.- Leí el otro día tu explicación de que comprabas discos americanos a través del Billboard. Sinceramente, no creo que eso sea verdad: ¡¿La revista Billboard vendía discos?!! Vamos, eso será competencia desleal con las tiendas de discos
R.- Joder, aquí voy a tener que jurar sobre la Biblia (¡por lo menos, que sea el “Génesis” de Crumb!). Pues sí, señor listo, la revista “Billboard” vendía discos promocionales, esencialmente a pequeñas emisoras que no recibía material gratuito. Pero terminaron ofreciendo el mismo servicio al extranjero, sin comprobar demasiado si realmente el comprador era efectivamente una emisora. El mecanismo era sencillo. Te mandaban un listado de novedades y tu comprabas los que te interesaban a unos precios muy, muy bajos. Eso te permitía arriesgarte con nombres semidesconocidos o con fichajes de sellos con prestigio. No era la única oferta discográfica de “Billboard”. También te podías suscribir a los singles nuevos que entraban en el Top 100. Ese era precisamente el servicio que tenían los miembros de Abba, que analizaban todas las novedades de éxito en Estados Unidos y -verídico- apuntaban las ocurrencias que les podían servir para sus propios.
P.- ¿Te arrepientes de no haber dedicado tiempo de tu vida a otros estilos musicales?
R.- No. El ser un periodista musical generalista te permite incursionar en otros estilos que te interesen, sin sentirte culpable por no consagrar todas tus energías a una música en exclusiva.
P.- ¿Se puede saber qué estás leyendo en novela negra? Me han funcionado bien tus recomendaciones pero las das con cuentagotas.
R.- No he tenido mucha suerte ultimamente. El último que he leído es “Herejes”, de Leonardo Padura, que se me atragantó. Ya saben que hay que desconfiar de los autores de novela negra que aumentan el tonelaje de sus libros y Padura ha colado de contrabando un par de novelitas históricas. Una tiene hasta justificación -el viaje del “Saint Louis”, un buque cargado con refugiados judíos que fue rechazado en Cuba y otros países americanos- pero luego hay cien páginas indigestas sobre un chico judio que se convierte en aprendiz de Rembrandt. Una lástima, ya que lastra una historia prometedora: el acercamiento del detective habitual de Padura, el llamado Mario Conde, ahora convertido en tratante de libros antiguos, al micromundo de los chicos “emo” en La Habana.
P.- Hola Diego, ¿crees que el rock es la música popular por excelencia en el mundo hoy en día o las músicas locales se están volviendo universales?
R.- No creo que el rock sea ahora precisamente la música dominante. El sonido del momento es el pop bailable, estilemas de R & B con producciones derivadas del techno o el hip hop, generalmente hecho por chicas (y algunos chicos) de gran atractivo sexual. Los nombres que estás pensando….
P.- Pues os jodeis, hoy no voy a preguntar nada, total nunca ponen las mías.
R.- Oportunidad perdida, P. Gómez.
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