Pregunta.- Señora González Sinde, buenas tardes. Su mandato como ministra de Cultura fue muy cuestionado. ¿Qué destacaría de su etapa al frente del ministerio de Cultura? ¿Volvería a aceptar si se lo volvieran a pedir? Saludos
Respuesta.- Hola, Patricia, hola a todos y gracias por participar en esta conversación. Cuando echo la vista atrás te reconozco que me es difícil todavía hacer un balance equilibrado de esa etapa. El trabajo de un ministro no es valorable ni cuantificable como otros trabajos y los proyectos son tan largos en el tiempo que a veces no llegas ni a ver los resultados de lo que impulsaste. Estoy contenta de haber establecido por ejemplo, el código de Buenas Prácticas en la contratación de los responsables de los museos o de las compañías de artes escénicas y música que son públicas. Ese sistema de concursos fue bueno y se ha mantenido en el tiempo. También me enorgullecen especialmente la cantidad de bibliotecas provinciales que se construyeron y se abrieron en esa legislatura, por poner dos ejemplos. Y no, no volvería a la política. Mi oficio es el de narradora, sea en cine o en literatura. La política fue algo excepcional en mi vida.
P.- Hola Ángeles. Mi pregunta es, como ex ministra de cultura y sobre todo como escritora, que opinion tienes de que el libro de Belen Esteban vaya ya por la 6º edicion y haya sido record de ventas, superando a cualquier otro estos dias. Gracias
R.- Hola, Carolina. Hace ya unos cuantos años que los personajes reales que aparecen en televisión generan más interés de la sociedad que los personajes imaginarios de la ficción. Es como si la cultura hubiese sido totalmente desplazada por el entretenimiento. Hay bastante escrito sobre eso, pero el nuevo Olimpo desde luego no lo ocupan ni siquiera los actores y actrices de Hollywood, sino este tipo de personas que exhiben su vida y sus intimidades en la televisión. Es un fenómeno, también hay que decirlo, muy propio de nuestro país donde las televisiones privadas lo fomentan degradando el medio hasta límites inimaginables hace unos años.
P.- Hola, ¿cuál es para usted la mejor adaptación de un libro al cine? Agradecido.
R.- Hola, Julio. Este tipo de preguntas siempre me dejan preocupada y angustiada. ¿Y si te digo tal película y me dejo fuera otra? Qué dilema. Una adaptación que está muy bien es la de Lolita de Kubrick y Nabokov. Una española que a mi me gusta mucho es La tia Tula de Miguel Picazo sobre la novela de Unamuno.
P.- Ángeles, ¿le gustan las series?
R.- Hola, Jorge. Me encantan las series, pero no tengo tanto tiempo como me gustaría para verlas. En realidad fueron las series lo que me empujó a ser guionista, no el cine. Me gustan Mad Men, The Newsroom, The Good Wife y también las británicas están muy bien.
P.- ¿En este país no eres un escritor como Dios manda hasta que escribes una novela para adultos?
R.- Hola, autor. Eso parece. Yo llevo cuatro novelas para niños con una misma protagonista, Rosanda. La última ha salido simultáneamente a ser finalista del Planeta, se llama ROSANDA Y EL HOMBRECITO BLANCO, pero no genera ninguna polémica, porque no genera ninguna atención. También eso es lo bueno de la literatura para niños. Es otro mundo. Preparo unos cuentos nuevos con mucha ilustración para el año que viene. Es decir, que no abandono lo infantil por lo adulto. Para mi son compatibles.
P.- Señoras González-Sinde: Si su novela figurara entre las menos descargadas (ilegalmente) en internet, ¿lo interpretaría como un éxito de la ley que lleva su apellido o como un indicador del escaso interés que suscita su lectura y de su nivel de ventas?
R.- Hola, V.I. No me gustaría que mi novela estuviera entre las más descargadas por una sencilla razón: son muchos miles de personas las que viven en España directa o indirectamente de la industria del libro y no me refiero sólo a escritores, sino a todos los libreros y empleados de las editoriales, imprentas, etc. Estamos en una reconversión industrial del papel al digital y eso es muy bueno, pero con una reglas del juego justas para todos.
P.- El otro día me comentaba un amigo que se hizo guionista por Roseanne, ¿es verdad?
R.- Hola, Roseanne. Pues sí. Me encantaba esa serie, la grababa y desmenuzaba los guiones, la estructura, las tramas. Y quería poder escribir comedia en la tele de mi país. Lo que pasa es que empecé en el cine y al final la tele la dejé al cabo de unos cuantos años, pero siempre he disfrutado muchísimo escribiendo tele.
P.- Debo reconocer que, en principio, me atrae más la temática del libro de Clara Sánchez (aunque me compraré el suyo, siempre me compro los planetas), ¿se lo ha leído? ¿Le ha gustado?
R.- Hola, Planetaria. Por supuesto que me he leído la novela de Clara. Hacemos muchas entrevistas conjuntas y de tanto escucharla hablar me moría de ganas de leerla. Está muy bien. Gracias por querer leer ambas novelas.
P.- ¿Cómo se toma las malas críticas? Este diario no puso especialmente bien El buen hijo…
R.- Hola, Modesto. No leí la crítica de Babelia, porque hace diez años que no leo críticas, ni mías ni de los demás. Sufrí mucho con la crítica mala que me hizo en este diario un crítico a mi primer largo como directora y comprendí que no tenía talante para aguantar esas embestidas. Me bloquean. Acabo acordándome sólo de los negativo y no de lo bueno y pierdo confianza y ganas de escribir. Lo que sí vi es que, casualidades de la vida, ambas críticas, la de mi primera novela y la de mi primer largo con 10 años de diferencia llevaban el mismo título: mayonesa cortada. No esperaba una buena crítica, también se lo digo. Poner bien un premio planeta es de mal tono.
P.- ¿Cómo es posible que Vd. estuviera en el acto donde se daba a conocer ganardor y finalista tras abrir unas plicas anónimas según consta en las bases del Premio?
R.- Hola, Pepe. Muy sencillo. Unos días antes, concretamente el domingo, Planeta en su web da a conocer públicamente los nombres de los 10 finalistas, tu ves a allí tu seudónimo, ellos te llaman y te vas a Barcelona con otras 9 personas que no sabes quienes son. Allí en la cena estábamos los diez.
P.- ¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¿Qué prepara?
R.- Hola, Lucía. Empecé a escribir otra novela y he tenido que parar por la promoción de El buen hijo, pero tengo muchas ganas de retomar. También tengo ideas para cuentos infantiles que hago con mi amiga ilustradora Laura Klamburg, pero de momento nada de audiovisual.
P.- Hola, Ángeles. No te voy a pedir que me recomiendes libro, solo un autor/autora que hayas descubierto este año y te haya fascinado…
R.- Margaret Drabble, La piedra de moler
P.- Ángeles, ahora que empiezan todos los recuentos, ¿cuáles han sido tu libro y película de 2013? Salud
R.- El viernes vi una película que me encantó “La grande bellezza” de Paolo Sorrentino y estoy leyendo una novela que tiene muy buena pinta aunque sólo llevo 50 páginas “Divorcio en el aire” de Gonzalo Torné
P.- ¿Qué opina del IVA cultural? ¿Es una medida que hubiera apoyado como ministra que fue?
R.- Hola, naturalmente que no hubiera apoyado esa medida. La obligación de un ministro de Cultura es combatirla, diga lo que diga Hacienda, porque no tiene sentido ni existe nada comparable en los países de nuestro entorno. En mi etapa mi lucha con Hacienda era, por ejemplo, quitar el IVA de los productos culturales digitales que se venden en la red. La diferencia es que ahora no hay Ministerio de Cultura, lo suprimieron. Empezando por ahí comprenderá que la filosofía entre unos y otros es diametralmente opuesta.
P.- No quiero hacerle ninguna pregunta concreta. Sólo decirle que la echo mucho de menos al frente del ministerio de Cultura.
R.- ¡¡¡Pero bueno!!! Qué cosa más bonita y más agradable y navideña me dices, Maria Teresa. Como ciudadanos en nuestra mano está que en la próxima legislatura las cosas cambien. No hay que tirar la toalla. Un abrazo
P.- Hizo amistad con alguno de los Ministros con los que compartió gabinete o con el propio Zapatero? ¿Quedan para cenar, salir, ir al cine…? ¿Cómo recuerda su época de Ministra?
R.- Hola, José Luis. Hice amistad con algunos ministros y esporádicamente nos vemos. También de vez en cuando veo al presidente Zapatero, pero tanto como quedar para salir e ir al cine… Mi etapa de ministra es una etapa excepcional en mi vida, que me brindó la oportunidad de conocer de verdad el sistema político en el que vivo, de conocer mi país en profundidad, la administración, el estado… Fueron casi tres años, pero pasaron muy rápido por la intensidad del trabajo. Vives completamente entregado a ello, te transforma como persona. Representar a tu país, a tus conciudadanos, conocer de cerca y poder escuchar a tanta gente que pasará a la historia es algo con lo que no contaba y por lo que estaré siempre agradecida al presidente Zapatero.
P.- Entiendo que leer críticas sea un ejercicio doloroso pero, ¿no es necesario también? ¿Cómo aprende? ¿Cómo mejora?
R.- Hola, curioso. No es necesario leer críticas para saber lo que te ha salido bien y lo que te ha salido mal. Tu mismo te das cuenta. Construir la confianza es delicado y difícil, yo intento protegerla. Ya llevo muchos años en esto como para saber a quién debo escuchar y a quien no. Por lo general el crítico más duro eres tu mismo. El que no lo sea, difícilmente podrá ejercer uno de estos oficios. Bastante nos machacamos nosotros mismos.
P.- ¿Qué libros infantiles le leía a sus hijos cuando eran pequeños? ¿Cuáles eran sus predilectos?
R.- Hola, Julia. Sigo leyendo libros a mi hija que tiene 9 años. Me gustan muchos y ayer mismo le compré unos cuantos. Pero para una biblioteca básica yo recomendaría Los cuentos populares italiano de Italo Calvino (Siruela), Los cuentos por teléfono de Gianni Rodari o cualquier otra cosa de él, las canciones de Maria Elena Walsh, que no son literatura, pero se le parecen, Manolito Gafotas para más grandes, los álbumes de Tomi Ungerer, de Babette Cole… Muchísimos.
P.- Para hacer una película, ¿es más difícil adaptar una novela ajena (como las de Elvira Lindo o Belén Gopegui) o escribir un guión desde cero? Gracias
R.- Hola, Marta. Yo he adaptado bastantes novelas Gopegui, Lindo, Almudena Grandes, Vázquez Montalbán, Marcela Serrano.. Y siempre es más difícil adaptar que hacer una guión original con una historia ad hoc para ser contada audiovisualmente. Y todavía más difícil que adaptar es contar una historia basada en hechos reales, como hice en Heroina, porque la vida de alguien no encaja en una estructura dramática de tres actos y hora y media de duración y es difícil lograr que fluya bien, acabas teniendo que traicionar el material, simplificar, dejar cosas fuera. Tomar esas decisiones a veces cuesta mucho. Escribir guiones es difícil. El otro día lo explicaba bien Hanif Kureishi en una entrevista de este diario.
P.- ¿Es más difícil escribir para niños que para mayores o a la inversa?
R.- Hola, Borja. No es más difícil, pero sí más libre escribir para niños. Quizá porque con los niños no me siento juzgada y en ese código pueden ocurrir todo tipo de cosas, que los objetos cobren vida, que la gente vuele, los animales hablen, qué sé yo… es una escritura que disfruto mucho. Escribir para adultos en el fondo es escribir para ti mismo, para descubrir cosas de ti mismo y de tu entorno, del mundo que habitas. Cuando escribes para niños vuelas más. Te desplazas a otro planeta.
P.- Hola. Mi pregunta es la siguiente: ¿Las novelas son como los hijos? ¿Tienen un proceso de gestación y madurez? Gracias.
R.- Hola, Angelika. Pues sí. Hay un componente fundamental en la escritura que es el tiempo. Tan importante es el tiempo que dedicas a escribir, las horas en el contador, como los meses o semanas que pasan entre una revisión y otra enfriándose. Se necesita perspectiva para ir construyendo, quitar, poner, dar otra capa, ver los errores, añadir lo que falta… Una quiere trabajar deprisa, pero supongo que no es posible.
P.- ¿Escribirá sus memorias ministeriales?
R.- Hola, Jorge. No lo tengo previsto. Pero sí que me gustaría escribir algo de ficción ambientado en el mundo de la política, puede ser una serie, una película o una obra de teatro. Y no faltaría el humor. Los británicos han dado ejemplos magistrales en eso, desde Yes, prime minister a House of cards.
P.- ¿Entiende la (negativa) reacción que muchos tuvieron cuando se enteraron de que era finalista del Planeta? ¿A qué lo atribuye?
R.- Hola, Sofía. Lo atribuyo a varias cosas. Uno que existe un sector de la prensa muy de derechas que hace su campaña contra los de izquierdas y contra los de la cultura. Yo soy ambas cosas, así que llevaba más papeletas en el sorteo de bofetadas. Y por otro al desprestigio y la desconfianza bestial que hay hacia cualquiera que haya estado en política. Pero va en el sueldo y en el cargo. Si haces un trabajo público estás expuesto a las críticas y al juicio ajeno. Si sacas una novela o una película o un disco, igual, te pones en el centro del escenario y pueden pasar cosas. Muchas son muy buenas y unas poquitas, muy pocas, menos buenas.
P.- Si fuese una directora de cine sin restricciones ecónomicas, ¿en qué se embarcaría?
R.- Hola, cinéfilo. Si fuera una directora de cine sin restricciones económicas, me embarcaría en un proyecto de serie de televisión de 54 episodios muy independiente que tengo en la cabeza. Dirigiría algunos episodios y el resto lo harían otros directores. Yo estaría, como los guionistas americanos, en la retaguardia, de productora ejecutiva. Haciendo y deshaciendo.
P.- ¿Qué supone para alguien como usted, con ambiciones literarias, ganar un premio como este?
R.- Hola, J.Simón. Supone muchísimo. Supone que tienes la oportunidad de estar en este chat cosa que no es fácil. No he estado nunca con motivo de una novela infantil, por ejemplo. Supone la capacidad de distribución del grupo editorial que logra que el libro esté en toda España y alcance mucha notoriedad y difusión. LLevo muchos años en esto. He hecho películas que han ido muy bien y otras de cuya existencia nadie se ha enterado. Eso no es lo que ningún autor quiere para sus obras. Y la dotación económica permite que te puedas dedicar en exclusiva a escribir nuevas novelas en el año siguiente y si te administras bien, incluso más tiempo.
P.- ¿Ve un final feliz en las relaciones industria de cine e internet? O se lo imagina más bien apocalíptico…
R.- Hola, Susana. Me acabo de dar cuenta de que son más de las 7. esta va a ser mi última respuesta. Veo un final feliz completamente. Estamos en medio de una reconversión industrial como la que tuvieron las industrias pesadas en los ochenta, o la minería u otros sectores. La tecnología ha cambiado, la vida ha cambiado y lo viejo no vale. Lo que importa es que la gente quiere seguir viendo cine, leyendo libros, escuchando música y estoy cien por cien segura de que en poco tiempo encontraremos una fórmula razonable para que todos los derechos y los formatos sean compatibles en costes muy razonables y asumibles por las industrias culturales. Estamos en mitad del cambio, en pleno desbarajuste y nadie está ayudando a dar esos pasos, pero la situación es tan absurda e insostenible que antes o después llegará una buena solución.
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