Hoy, 22 de noviembre y Santa Cecilia, se celebra el Día de la Música y, además, el 25 aniversario de la sala sinfónica del Auditorio Nacional de Madrid. Para conmemorarlo, el edificio, levantado por el arquitecto Garcia de Paredes, acoge en concierto a la Orquesta Nacional de España bajo la batuta de Miguel Hart-Bedoya. Pero lo más especial de la velada será la participación del gran pianista Joaquín Achúcarro (Bilbao, 1932) que, en 1988, fue uno de los protagonistas del acto inaugural del complejo. Se sentará al piano para interpretar la misma pieza que aquel día, Noches en los jardines de España de Manuel de Falla. El programa lo completan Rapsodia española de Ravel, Capricho español de Rimsky Kórsakov y Before Silence de Martínez Burgos, primer premio del III Concurso Internacional de Composición Auditorio Nacional de Música – Fundación BBVA.
Pregunta.- Vuelve al Auditorio Nacional para Conmemorar su 25 aniversario. ¿Qué sensaciones recupera al acordarse de aquel concierto inaugural?
Respuestas.- Pues que era una época maravillosa, un tiempo en el que no solo se fabricaban auditorios, también autopistas, infraestructuras de todo tipo. En estos años se llevó también a cabo un gran empuje de las orquestas y de otras muchas cosas que espero que duren mucho tiempo.
P.- ¿Cuáles son sus expectativas de cara a la actuación de esta noche?
R.- Mi cometido es tocar esa obra que amo tanto, Noche en los jardines de España del gran maestro Manuel de Falla. Por eso, lo afronto con una gran emoción. He de decir que cada día aumenta mi admiración por el genio del gaditano. La complejidad de la obra es tal que tardó siete años en escribirla, de 1908 a 1916. Además, el encargado de interpretarla al piano en su estreno fue mi maestro José Cubiles.
P.- ¿Es esta obra de Falla la que ha marcado su trayectoria como pianista?
R.- La cuestión es que no quería que me pusieran la etiqueta de que solo interpreto Las noches en los jardines de España. Incluso he tenido que rechazar propuestas para que no me colgaran el letrero. Lo que pasa es que lo que yo pensaba entonces de la obra de Falla era menos de lo que me parece ahora, una de las más importantes del siglo XX.
P.-¿Tiene debilidad por alguna otra de las partituras que forman el programa?
R.-Sin duda alguna por Ravel. España y Ravel fueron grandes amigos y se influyeron mucho el uno al otro. De él se decía que su cuerpo era español pero su vestido francés. Hay cosas decididamente flamencas y andaluzas y hay momentos orquestales muy intensos, incluso de cierta grandiosidad wagneriana. En cuanto al programa, con Rapsodia española de Ravel, Capricho español de Kórsakov y la propia Noches en los jardines de España se puede apreciar que todo está enfocado hacia nuestras raíces.
P.- Le acompaña la Orquesta Nacional de España. ¿Cuál es su relación con ella?
R.- La Orquesta Nacional constituye una parte muy importante de mi vida. La primera vez que colaboramos fue en otoño del 51 y, desde entonces, he tocado con ellos muchísimas veces. Su evolución ha sido la natural, la edad pasa para todos (incluso para mí) y los músicos tienen inevitablemente que cambiar. Es una entidad viva en sí misma que cuenta con el poso de Ataúlfo Argenta. También de Frühbeck de Burgos y de López Cobos, que fue quien dirigió el concierto de la inauguración del Auditorio Nacional.
P.- Y, a lo largo de estos 25 años, ¿cuál es su opinión sobre el trabajo realizado en el Auditorio Nacional?
R.- Pues que ha conseguido entrar a formar parte de la vida musical de Madrid y de toda España.
P.- ¿Qué partituras siente la necesidad de abordar a su edad? ¿Qué desafíos le quedan por afrontar?
R.- Quiero seguir mejorando y aprendiendo. Por mucho camino que andemos el horizonte sigue igual de lejos. El desafío es siempre el próximo concierto.
P.- ¿Es Joaquín Achúcarro mejor pianista con el paso de los años?
R.- Yo creo que sí, el paso del tiempo me ha enriquecido intelectualmente y en cuanto a mis facultades para la interpretación. Ahora entiendo la música con mucha más profundidad, aquello que nos revela y que no se puede captar con palabras.
P.- El concierto de mañana coincide con el día de la música. ¿Están los músicos y la industria para celebraciones?
R.- Hay nubarrones como los cortes de presupuestos o el enorme IVA, que me parece poco menos que un crimen. La disminución de la cultura es un precio que se pagará en el futuro y pasará una factura tremenda.
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