Pregunta.- ¿Dónde empieza la vida privada de una persona pública?
Respuesta.- Difícil pregunta. En cualquier caso, toda persona tiene derecho a una vida privada. O más exactamente, a su intimidad. Pienso, sin embargo, que una persona que se mueve en el ámbito público tiene que exponerse a críticas personales que no serían pertinentes en otros individuos.
P.- ¿Puede decirme Javier, como cultivador de la obra de Wittgenstein, si hoy parece haber un solo ethos válido, el occidental, o por el contrario muchas formas de vida?
R.- Desgraciadamente, pienso que nos están troquelando en una sola forma de vida. Una de las mayores riquezas de la filosofía wittgensteiniana es abrir el campo de las posibilidades. Por cierto, orientalizarnos un poco más, nos vendría estupendamente. Y para eso, Wittgenstein también es una ayuda.
P.- Está muy bien hablar de ética. Pero ¿No seria mejor HACER ética para que fuera percibida mejor por los ciudadanos? Y que no fuera tan cara….
R.- La ética, por principio, es un hacer; es práctica. Necesita, sin duda, apoyarse en una previa teoría. Pienso que es un despropósito darle vueltas y vueltas a los clásicos de la ética y no aterrizar nunca en los problemas de nuestro tiempo. Si Sócrates levantara la cabeza, volvería otra vez a su tumba. Respecto a lo de si es cara o no, que bajen los precios de los libros y todo será más llevadero.
P.- A su parecer, existe algo de “Ética erótica” en la obra de Baruch Spinoza? Muchas gracias.
R.- No soy un entusiasta de Spinoza. Contra lo que pueda parecer, veo mucho de teología en su obra. Acepta con mucha tranquilidad el mal del mundo. Y yo creo que hay que ser más protestón, más satánico (si se puede hablar así). Acepto, sin embargo, que cuando habla de las pasiones hay un cierto erotismo que se concreta en esta frase que ya se ha hecho famosa: “La esencia del hombre es el deseo”.
P.- Hola Javier, Crees que la obra del filósofo griego Epicuro se puede aplicar perfectamente en la vida de hoy? qué opinas de las críticas que se le han hecho siempre de “sensualista”?
R.- Cada día soy más epicúreo. Precisamente, el libro que acabo de publicar rezuma epicureísmo (y también algo de Marcuse). Las críticas a su sensualismo me parece que son una confusión; confusión que consiste en equipararle a los hedonistas. Para Epicuro, hay placeres intelectuales y extendidos en el tiempo. Una ética completa tiene que, por encima de todo, satisfacer los deseos de la gente. Y entre estos se encuentran, cómo no, los placeres: mediatos e inmediatos.
P.- Buenas tardes, ¿Cree usted que los poderes nos van a dejar aplicar una ética que tenga en cuenta nuestros deseos?
R.- Ese es el gran problema. En mi reciente libro, Ética erótica, dedico mi introducción a criticar una política que nos ha robado el cuerpo. De ahí que, aparte de resistirnos al poder, debamos desarrollar una ética que vaya creando las condiciones de una política que represente realmente nuestros intereses y, sobre todo, nuestros deseos.
P.- Señor Sádaba, ¿ser feliz siempre requerirá de una dosis de eogísmo? Pienso en El inmoralista, de Gide. Un saludo.
R.- Nos debatimos entre el egoísmo y el altruismo. Pero existen dos tipos de egoísmo. Uno rechazable y se trata de aquel para quien el mundo acaba en él mismo. El otro egoísmo posibilita el gozo propio al mismo tiempo que colabora al gozo de los demás. En este segundo caso, podemos hablar de altruismo. No de altruismo biológico, sino de altruismo cultural, moral, humano.
P.- ¿ Es posible la fenómenologia husserliana como medio de interpretación de poemas vanguardistas ?
R.- Acabo de estar releyendo, por pura casualidad, a Husserl. Pienso que, además de denso, ha servido para abrir campos tanto en filosofía como fuera de la filosofía. Respecto a los poemas de las vanguardias, sinceramente no sé que decirte, pero estoy seguro que, con imaginación, también podríamos usar a Husserl.
P.- ¿Se ha terminado con la consideración de la alteridad en nuestra sociedad? ¿Somos una sociedad en la que impera el solipsismo?
R.- Creo que, además del solipsismo, un egoísmo ramplón, sin chicha, y soso. Si uno sabe medir su propia autonomía, se abre inmediatamente a la alteridad. Sería deseable una ética y una acción política, en la calle y fuera de la calle, que nos condujera a la alteridad, o por lo menos a plantar la semilla de una sociedad en la que todos cuenten.
P.- No es mejor decir que la estética ya es la mejor ética posible.#EticaErotica
R.- Aunque mi querido Wittgenstein llegó a ser tan osado de decir que ética y estética son lo mismo, eso no es verdad. La ética universaliza, mientras que la estética es personal. Aun así, admito que la estética es un buen escalón para ser moral. Todavía más, algo que colabora a la inmoralidad es la mala educación, las malas formas, la grosería. Y de esto, tenemos demasiado a nuestro alrededor.
P.- Buenas tardes Sr. Sádaba. ¿No cree que todo lo que tenía erótica en la sociedad, por lo misterioso, velado, etc. lo han arrastrado por el fango con la corrupción sistémica, y que hasta el sexo nos lo han vulgarizado? Muchas gracias
R.- Tengo poco que contestarte, porque estoy completamente de acuerdo contigo. Lo único que añado es que no hay que tirar la toalla. Como decía un filósofo ya fallecido, la mejor manera de que el Poder se mantenga, es reconocerlo. Que nunca nos quiten el pataleo.
P.- Hola Javier, exceptuándote a ti ¿podrías decirnos donde se han escondido los filósofos comprometidos de hace unas décadas, y que contribuían a erotizar un poco el panorama social, por esa actividad combativa que “pone” tanto?
R.- Gracias por exceptuarme. Si se amplía un poco el radio de visión, hay gente interesante y que erotiza en el sentido no trivial de la palabra. Tengo que reconocer, sin embargo, que el intelectual de canapé se ha impuesto con tanta fuerza que da un poco de pena. Esperemos que surjan personas auténticamente libres y que rompan el silencio que impone tanto tabú.
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