De un encuentro fortuito entre el escritor y diplomático Santiago Miralles y el “cómico” Gerardo Malla nace Entre Marta y Lope, un montaje que se estrena este jueves en Madrid para recuperar la relación crepuscular entre el Fénix de los ingenios y Marta de Nevares. Producida por la Fundación Siglo de Oro (que celebra sus diez años de existencia) y el Teatro Español (antiguo Corral de comedias del Príncipe), la obra nos presenta a dos personajes asombrosos y complejos, de enorme madurez, que no tienen ni para vivir. Gracias a esta relación tardía el creador de Fuenteovejuna y El caballero de Olmedo afronta los últimos años de su vida debatiéndose entre la pobreza y la pasión.
Pregunta.- ¿Cómo se vio implicado en este montaje?
Respuesta.- Todo surgió a través de un amigo común de Belmonte (Cuenca), que me hizo llegar un documentado texto de Santiago Miralles en el que recreaba un posible diálogo entre Velázquez y Rubens. Enseguida descubrí que ahí había un autor de teatro. Más tarde le propuse escribir un diálogo. Podría haber sido un monólogo pero no quería estar en el escenario solo. Además, para eso ya hay maestros como El Brujo. Pronto Santiago me propuso la idea de enfrentar a dos personajes, el de Lope de Vega y su amante Marta de Nevares.
P.- ¿Cómo ha sido su trabajo con Santiago Miralles? ¿Puede decirse que él puso la historia y usted la dramatizó?
R.- Él, desde luego puso la historia. Yo interpreto en escena a Lope y soy el director del espectáculo. ¿La dramatización? Sería difícil precisar sus límites. Podría decirse que soy responsable de la parte teatral y él de la parte literaria. Pienso que es muy necesaria una mayor colaboración entre los escritores y el teatro. Generalmente, los escritores conocen poco las fórmulas teatrales y su sintaxis. Aunque en España se hace poco, esta colaboración, cuando se da, suele dar muy buenos resultados. En este caso, han sido dos años de trabajo minucioso, de constantes consultas y opiniones, de intercambios y propuestas… Yo soy un cómico. Conozco bien la obra de Lope por las representaciones que he hecho pero no por el estudio minucioso de su vida. Nunca me atrevería a sacar pecho ante un erudito como Miralles.
P.- ¿Por qué centraron la obra en su relación con Marta de Nevares?
R.- Por que Marta era bellísima, culta, apasionante, ciega, con la razón alterada. Tenía cuarenta años “gloriosos” y quería apasionadamente a un Lope de Vega de setenta años plenos de inteligencia y pasión. ¿Hay quien dé más? De este modo nos encontramos a una mujer poderosa, amorosa, erótica, junto a un Lope que apura la edad madura. En ese momento, son dos personajes asombrosos que no tienen ni para vivir.
P.- ¿Cómo cree que trata España a sus clásicos?
R.- ¿Qué España, la de los estudiosos, los cultos, los sabios, los políticos, los mercaderes…? Depende. Desde luego el poder no ha tratado bien a los grandes nombres del Siglo de Oro. Hemos tenido genios a pesar de nuestros gobernantes. Nuestro poder ha sido un poco burro, si se me permite la expresión. Siempre ha tratado mejor a toreros y futbolistas.
P.- ¿…Y sin embargo han sido muy representados?
R.- Claro, el teatro siempre ha sido más generoso que la política, sobre todo con Lope.
P.- ¿Estaríamos ante el Lope esencial, el más sabio y humano?
R.- Difícil medir la sabiduría y la humanidad en un personaje como Lope de Vega, tan enorme en cada etapa de su vida.
P.- ¿De qué forma se han utilizado sus textos? ¿Cómo los han empleado en la puesta en escena?
R.- Dando a la escritura lo que es de la escritura y a la escena lo que es de la escena. Siempre he querido profundizar en una vieja idea, la del menor artificio y una evidente y buscada austeridad. Actores, texto y poco más. No cabe duda de que las circunstancias ambientales la hacían especialmente propicia.
P.- Dice Santiago Miralles que, durante el Barroco, España era capaz de cualquier cosa. ¿Es esa la causa de tanto genio repartido por nuestras letras durante esa época?
R.- No puedo contradecir la conclusión que saque Santiago Miralles sobre el Barroco español, que lo ha estudiado con detenimiento. España ha sido capaz de muchas cosas a lo largo de su historia y no todas positivas.
P.- ¿Les costó mucho recrear esta faceta de la vida de Lope de Vega? ¿Cómo fue la elección de Montse Díez?
R.- Una vez más Santiago creó con gran facilidad y talento la historia de la que hablamos. La dirección y la interpretación espero que estén a esa altura. Para la elección de los protagonistas fue esencial llegar a Montse Díez porque el papel de Lope lo iba a hacer yo. Como en tantas otras facetas de la vida “hay que saber tocar el violín” y hacerlo con la complejidad que requiere el papel. Al verla sobre el escenario vimos que “tocaba el violín”. Como director de escena he creído siempre que en el trabajo de los actores estaba la entraña de lo que distingue al teatro de cualquier otro modo de expresión. Aquí lo hemos intentado.
P.- ¿Cómo entró en contacto con la Fundación Siglo de Oro?
R.- A través de uno de sus principales impulsores, Rodrigo Arribas, con quien había colaborado en otros proyectos “lopescos”, que luego se convirtieron en espectáculos: Fuenteovejuna y El castigo sin venganza. Por sobria y ascética que fuera nuestra idea del espectáculo faltaba la producción. Siempre falta la producción pero aquí aparece la Fundación Siglo de Oro, buenos amigos con los que he colaborado en proyectos casi siempre relacionados con Lope. Los valores y la forma cuidada y fiel con que la Fundación representa a nuestros clásicos han supuesto el gran impulso para poner en marcha este juego dramático que trae al presente las luces y las sombras de esa época así como la inmensa y a veces maltratada figura de nuestro Fénix de los ingenios.
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