Cuando la celebración de los 200 años de Verdi comienza a bajar el telón, nos llega uno de los textos más interesantes sobre la figura del maestro italiano. Las mejores 50 arias de Verdi (Alianza) de Arturo Reverter (Santiago de Compostela, 1941) sienta las bases para penetrar en los secretos de la escritura del genial músico de Busseto, cuya figura no ha hecho más que crecer desde su tiempo a la actualidad. El crítico analiza la música con rigor y describe el momento dramático que se vive, así como la psicología del personaje. Y, por último, dedica espacio a una de sus especialidades: el repaso a los cantantes que a lo largo de la historia han interpretado con mayor tino la producción verdiana.
Pregunta.- ¿Qué le motivó a la hora de escribir este libro?
Respuesta.- He sido un gran admirador y estudioso de Verdi desde hace muchos años. Me introdujo en la música, no solo en la clásica sino en la música en general. Tras los últimos libros que había publicado sobre el Bel Canto y sobre Alfredo Kraus en Alianza, llevábamos un tiempo dándole vueltas a cual sería el siguiente, buscando una base para construir otra publicación. La idea original era escribir un libro sobre las mejores arias en general pero fuimos afinando y vimos que, con el año Verdi, teníamos la oportunidad de acotar el contenido. El objetivo era profundizar en cada una de estas arias por lo que seleccionamos el número redondo de 50 en vez de las 100 iniciales pues se nos habría alargado demasiado el libro.
P.- ¿Cómo afrontó cada uno de los textos?
R.- A lo largo de mi vida he escrito en numerosas ocasiones sobre Verdi. Con esta base, quería ir un poco más allá y, además de analizar cuestiones meramente musicales de las partituras, las estructuras o los porqués melódicos y rítmicos, atender a otras muchas cuestiones: el personaje que la canta, el tema psicológico y dramático, las circunstancias del estreno, comentario y recomendaciones de quién la ha cantado más y mejor… En este último aspecto, sin embargo, no se consignan grabaciones concretas. Solo se menciona a los cantantes porque se parte del supuesto de que el lector tiene un background y suficientes referencias en CD. De no ser así, siempre puede valerse de Youtube, donde las posibilidades son incontables.
P.- ¿Cuál ha sido el criterio que le ha guiado a la hora de seleccionar las arias?
R.- La selección es completamente subjetiva. El primer criterio utilizado conecta con la calidad, la entraña musical vinculada a la dramática. Las estructuras de Verdi son muy distintas entre si. A pesar de que el compositor heredó muchas fórmulas no se limitó a reproducirlas, las desarrolló en muchos aspectos. Después vendría la fama o celebridad de la aria. Por ejemplo, La donna è mobile es seguramente la más conocida de Verdi, sin embargo, es una canzonetta popular que no tiene demasiado que analizar musicalmente pero, desde el punto de vista dramático, dibuja de una manera muy efectiva la personalidad del duque de Mantua.
P.- ¿Ha tratado reflejar toda la obra operística de Verdi en el libro?
R.- He tenido que jugar un poco para buscar la representación adecuada de cada una de ellas. Al final, de las 28 escritas por Verdi, han entrado en el texto 17 y muchas con solo una aria. Don Carlo tienen muchas arias buenas y no se pueden pasar por alto: he incluido cinco de esta obra.
P.- En el prólogo habla de que ha examinado la música de Verdi a conciencia desde una imaginaria mesa de autopsias ¿hasta qué punto ha llegado su exhaustividad?
R.- Nunca había hecho análisis tan profundos, con característica musicales que, por ejemplo, se conectan directamente con el personaje. El resultado es un resumen completo de cada una de estas arias en relación al estilo musical, el lenguaje, la técnica, el manejo, la melodía… Además, se introduce cada ópera: de qué va y las circunstancias que movieron su estreno y escritura.
P.-¿Cuál cree que es la aria de la que estaba Verdi más orgulloso?
R.- Una aria magnífica y que define perfectamente al personaje de Verdi sería el Felipe II del Don Carlo. Es una aria extensa y de gran profundidad y con un recitativo memorable. Conocemos la personalidad del rey al amanecer, en un ambiente de completa vigilia. Profundizamos en su estado anímico. El rey medita sobre su presente, la relación con Don Carlo, con su mujer, los problemas de estado, las relaciones con la iglesia, todo un conglomerado de cuestiones trascendentes. Otras arias magníficas desde mi punto de vista son la reflexión sobre el honor de Falstaff o el aria de barítono de El trovador.
P.- ¿Quién ha sido el interprete o la voz que ha cantado mejor a Verdi?
R.- Depende de la cuerda. Entre los tenores destacaría al Aureliano Pertile de los años 20 y 30, una voz no del todo bella y algo desigual, pero con una enorme penetración tímbrica. Carlo Bergonzi fue un gran estilista de Verdi que grabó también muchas óperas. Franco Corelli fue un tenor bravo, menos refinado pero de mayor calibre, quizá un poco exagerado. Y para Otello la voz más memorable era la de Mario del Monaco, oscura y dramática aunque con carencias en el lado lírico. Entre las soprano destacaba la americana de origen italiano Rosa Ponselle, la ultima gran soprano de agilidad. También María Callas que con su expresión y talento dominaba tanto lo lírico como lo dramático.
P.- ¿Hay alguien en este momento que esté a la altura de esas voces?
R.- En la actualidad hay grandes sopranos como Anna Netrebko o Carmen Giannattasio. Entre las mujeres hay buen material pero entre tenores no tanto. Sobre todo hay una gran carencia de barítonos y bajos. El paso del tiempo ha provocado la subida del diapasón casi tono y medio y es difícil encontrar voces que se amolden a estos roles.
P.- Llegamos al final de este año de Verdi. ¿Podría hacernos un balance?
R.- Tampoco he percibido gran cosa. En Madrid el Teatro Real de Mortier es lo que es y ha obedecido a criterios extraños carentes de didactismos. No ha habido nada significativo y creo que se ha dado más preferencia a Wagner que a Verdi, que ha quedado un poco en segunda línea. Aunque ambos siempre están presentes.
P.- En la rivalidad Wagner y Verdi que se ha producido este año, ¿dónde se sitúa usted?
R.- No me decanto. Verdi fue independiente y llevó su trayectoria muy centrada en el melodrama tradicional e italiano, aunque sin perder de vista una cierta indagación. Y empezó a buscar. Veía con el rabillo del ojo lo que hacia Wagner cuando ya había personas que querían introducir en Italia la música moderna. Verdi siempre estuvo atento pero nunca llego a utilizar procedimientos wargnerianos técnicos. Pero siempre fue fiel a si mismo. Wagner era un gran admirador de por ejemplo Bellini y sus primeras óperas tienen mucho de la tradición italiana pero tenía planteamientos auténticamente rupturistas. Ambos eran unos genios.
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